El fiscal Sergio Abraldes pidió 16 años y medio de prisión e inhabilitación especial perpetua para el ex gobernador tucumano José Alperovich en el juicio que se le sigue en los tribunales porteños por nueve hechos de violencia sexual cometidos entre fines de 2017 y mayo de 2019 contra una sobrina y ex colaboradora suya.
Más temprano y en la misma maratónica audiencia de alegatos que se prolongó por 12 horas este lunes, la querella había solicitado 22 años de cárcel para el acusado.
Al término de la jornada y accediendo a un pedido tanto de la fiscalía como de la acusación particular, el juez Juan Ramos Padilla dispuso que el acusado no salga de la sala sin una custodia policial “que por un lado lo proteja y por otro lo controle” durante las 48 horas que restan hasta la jornada de alegatos de la defensa, que tendrá lugar este miércoles a partir de las 11, así como para evitar el riesgo de fuga hasta que se dicte sentencia.
Sin embargo, el mismo magistrado denegó los pedidos adicionales realizados por ambas partes, a saber, la colocación de una tobillera electrónica, la prohibición de salida del país y la inhibición de bienes.
El también exsenador llegó a juicio acusado por tres casos de abuso sexual -dos de ellos en grado de tentativa- y seis casos de violencia sexual agravada por acceso carnal, según lo establecido por la investigación judicial en base a las denuncias de su sobrina segunda MFL, que ubicó los ataques entre 2017 y 2018, en la Ciudad de Buenos Aires y en la provincia de Tucumán.
A lo largo de más de cuatro horas y con el acusado presente en la audiencia, la abogada querellante Carolina Cymermann repasó los principales testimonios y material probatorio en virtud de los cuales “está probado” que el ex gobernador “cometió múltiples hechos de abuso en perjuicio de MFL” para lo cual “se valió de su enorme poder”.
En esa tarea la secundó el otro integrante del equipo de la querella, Pablo Rovatti, quien consideró que “Alperovich es culpable de todos los hechos por los que ha sido acusado” y enumeró las pruebas que le permiten sostener esta afirmación.
“En primer lugar, el relato de la víctima fue claro, persistente, espontáneo, e incluso estuvo cargado de angustia y de dolor; en segundo lugar está apoyado por el testimonio de las personas que vieron su deterioro físico y psíquico, por aquellos que escucharon de su propia boca que había sido violada (familiares, amigas, profesionales que la ayudaron); en tercer lugar está corroborado por la experta del cuerpo médico forense el daño psíquico asociado a la victimización sexual; en cuarto lugar está corroborado por los mensajes de whatsapp del propio acusado que le decía ‘te amo’, ‘sos mi dueña’, ‘podrías ser más cariñosa’ y que no eran contestadas por la víctima que siempre trataba de reconducir las comunicaciones al ámbito laboral”, dijo.
“También está comprobado que Alperovich mandaba a mudar a la gente con la que solía compartir departamento en Puerto Madero para procurar la oportunidad de estar a solas con la víctima, una joven a la que entonces apenas conocía y a la que llevaba 35 años. Además están los mensajes de quienes sabían en mayor o menor medida que algo pasaba. Y está por supuesto el contexto de indisimulable asimetría de poder que no hay que perder de vista”.
El letrado aseguró que “frente a toda esta prueba”, para contrarrestarla, la defensa sólo esgrimió “la excusa pueril de un complot, un descargo inconsistente que está plagado de contradicciones internas, que es inverosímil y que está reñido con toda la prueba reunida”, excepto por los “testimonios de sus familiares, algunas personas que se prestaron a mentir y dos psicólogas inescrupulosas que se prestaron a copiar y pegar”.
Para la querella, los hechos juzgados “constituyen los delitos de abuso sexual con acceso carnal reiterado en seis oportunidades, que concursan realmente entre sí (hechos 2, 4, 6, 7, 8 y 9), que a su vez concursan en forma real con el delito de abuso sexual gravemente ultrajante (hechos 1, 3 y 5)”, una calificación levemente diferente a la sostenida por la elevación a juicio.
Tras el alegato de la querella, hizo lo propio la fiscalía a cargo de Sandro Abraldes, quien consideró que “Alperovich debe pagar con su libertad ambulatoria por las agresiones sexuales reiteradas que tuvieron por destinataria MFL” y que consideró probadas en el debate.
Además, enumeró como circunstancias agravantes de la calificación legal ya asignada en la elevación a juicio el “avasallamiento sostenido y total de la persona de la víctima”, “la naturaleza de la acción y los medios empleados”, “la extensión del daño causado” y el posterior “intento de comprar el silencio de la víctima”.
En tanto, el miércoles será el turno de la defensa, encabezada por Augusto Garrido del estudio de Mariano Cuneo Libarona.
Durante toda la audiencia que se extendió por 12 horas, Alperovich se mantuvo siempre con una expresión sombría, con los hombros arqueados hacia adelante y no sonrió ni siquiera cuando sus cuatro hijos presentes en la sala le prodigaron públicas manifestaciones de afecto ni cuando su hijo menor traspasó la puerta de madera que separa el banquillo de los acusados del público para abrazarlo y besarlo.
El juicio
El debate oral que se desarrolla en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 29, a cargo del juez Juan Ramos Padilla, comenzó el pasado 5 de febrero y en su transcurso declararon más de 80 testigos.
Según la denuncia interpuesta contra Alperovich a fines de 2019, los abusos y ataques juzgados se produjeron entre el 14 de diciembre de 2017 y el 26 de marzo de 2018, en diferentes viviendas de las localidades tucumanas de San Miguel de Tucumán y Yerba Buena; y en un departamento del barrio porteño de Puerto Madero.
En febrero pasado, la madre de la denunciante declaró que su hija “no volvió a ser la misma persona” a partir de los abusos sexuales atribuidos a su tío y empleador.
“Antes de que nos contara, yo me daba cuenta que ella estaba mal, que le pasaba algo pero jamás me hubiera imaginado que era esto. Lo que sí, ellos (por su hija y el acusado) iban a desayunar siempre a lo de la madre de José (Alperovich), que un día le dijo a mi hija ‘Tené cuidado con éste que te va a querer …(refiriéndose a un sometimiento sexual)’. Cuando después ella lo contó como una broma, a mí se me instaló la sospecha”, dijo la madre de MFL al declarar en la tercera jornada del debate oral.