La reducción de subsidios en las tarifas de Agua y Saneamiento (AySA) se hará de manera diferenciada y gradual, en forma progresiva y paulatina para algunos de los usuarios, lo que dejará a la empresa ahorros de $2.000 millones este año y de $45.000 millones para 2023, anunció su presidenta, Malena Galmarini.
En una conferencia de prensa encabezada por la secretaria de Energía, Flavia Royón, el Gobierno anunció la segmentación de subsidios de los servicios de distribución de energía eléctrica, gas natural y agua corriente, con el que se espera alcanzar un ahorro fiscal cercano al medio billón de pesos en 2023.
Tras recordar que «el agua es un derecho humano» y resaltar que en la Argentina el usuario paga 36% de los que cuesta producir un litro de agua, Galmarini aseguró que «el consumo tiene que ir de la mano del precio, que le pone valor a este recurso».
Por otra parte, la presidenta de Aysa hizo hincapié en la necesidad de un «consumo responsable del agua, un elemento vital» y recordó que en la Argentina se consumen 325 litros por día por persona y, así, una familia tipo consume 1.300 litros; de esta forma, el país se ubica en el segundo lugar entre los que más consumen, detrás de Venezuela.
Además, tras advertir que actualmente los subsidios son recibidos por todos los usuarios de manera general y homogénea, y por lo tanto injusta, anunció que la empresa se encuentra en proceso hacia la «micromedición de todas las cuentas, medir cada casa, el consumo de cada familia, para poder reajustar este cuadro tarifario en el futuro».
«Necesitamos cambiar, segmentar de verdad, para que quienes más tienen y pueden acompañen a los que menos tienen y pueden», concluyó.
En tanto, la empresa elaboró un esquema de segmentación mediante la utilización de coeficientes zonales, con «reducción de subsidios de manera diferenciada y gradual, progresiva y paulatina para algunos de los usuarios».
Según Galmarini, los usuarios residenciales tendrán una quita según zonas, y los no residenciales en etapas; al tiempo que se mantendrán las tarifas social y comunitaria; y se contemplará a aquellos que crean que no pueden pagarla.
Además de definir las zonas Capital Federal, Norte, Oeste, Sudeste y Sudoeste, dentro de los usuarios residenciales estarán los de nivel alto, que implican 14% de los casos; medio, 27%; y medio bajo, 47%; mientras que los no residenciales son 9%.
A partir de noviembre los de nivel alto dejarán de percibir el subsidio en su totalidad; los de nivel medio lo perderán en dos etapas, por lo cual en noviembre la reducción pasará a ser de 40% y en enero de otro 20% para llegar a marzo sin él; y los de nivel medio bajarán en noviembre a 45%, en enero a 30% y marzo a 15%, para mantenerlos en ese porcentaje.
Por su parte, los no residenciales mantendrán en noviembre 40% de los subsidios y en enero otro 20%, y no los tendrán a partir de marzo.
En tanto, los usuarios que tienen la tarifa social (7% de los usuarios residenciales) no tendrán cambios.
Para Galmarini, el impacto que tendrá esta medida en la factura promedio en el segmento alto implicará una suba promedio desde los actuales $841 hasta $2.099 en julio de 2023; los de nivel medio pasarán de $744 a $1.873; y los de nivel medio bajo de $707 a $1.500.
De esta forma, el total que paga el usuario promedio pasará de los actuales $752 a $1.765 a mediados de 2023; mientras que los de la tarifa social se mantendrán en $206; en tanto, los no residenciales pasarían de $1.814 a $7.026.
En base a estos números, estimó que el ahorro para la empresa en el año en curso (noviembre-diciembre) será de $2.000 millones y de $45.000 millones en 2023; y aclaró que para alcanzar una tarifa de equilibrio se debería incrementar 400%.
Desde Aysa recordaron que el último ajuste tarifario se presentó este año en dos tramos: el primero del 20% vigente a partir del 1 de julio y y el segundo del 10% previsto desde octubre, por un 32% total acumulado.
No obstante, Galmarini aclaró que «el impacto sobre los ingresos de los usuarios será menor», al tiempo que recordó que se redujo de 0,8% a 0,2% en los últimos tres años.