El cambio climático dejará libres de hielo amplias zonas en la Antártida, pero no está claro hasta qué punto esto beneficiará a las especies autóctonas.
En la Antártida, la vida prospera sobre todo en los puntos que no cubre el hielo, y que ocupan algo menos del 1% del continente. Sin embargo, el cambio climático está haciendo que las masas heladas desaparezcan de amplias zonas del mismo, que podrían ser colonizadas por las especies autóctonas.
Ahora, un equipo de investigadores de distintas instituciones británicas y de Australia, coordinado por la ecóloga Jasmine R. Lee, una experta en Ciencias de la Conservación y Biodiversidad de la Universidad de Queensland, en este último país, indica que, en el peor de los escenarios previstos por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, este espacio podría aumentar para finales de siglo en unos 17.000 kilómetros cuadrados, lo que supone un 25% más.
En un estudio publicado en la revista Nature, Lee y sus colaboradores señalan que este fenómeno se dará en su mayor parte en la península antártica –también se verán afectadas en menor medida algunas islas del sur y parte de la costa este–, donde acabarían quedando conectados algunos enclaves aislados que ya están libres de hielo.
El efecto que tal cosa tendrá sobre la biodiversidad no está claro. Por una parte, la formación de nuevos hábitats parece ser beneficioso para las comunidades de seres vivos que pueblan la región. Pero estos expertos advierten que ello también podría impulsar un proceso de homogeneización biótica, en el que desaparecerían las especies más especializadas y menos competitivas, y, por el contrario, se extenderían las invasoras.
Los científicos señalan que es necesario llevar a cabo nuevos estudios a largo plazo que permitan dilucidar este asunto.