El Vaticano reveló que el Papa, Jorge Bergoglio, murió este lunes a causa de un derrame cerebral que derivó en un coma y un colapso cardiovascular irreversible. Según se informó, la muerte se comprobó mediante un registro electrocardiográfico tanatológico.

El diagnóstico fue ratificado por el profesor Andrea Arcangeli, director de la Dirección de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano, en el informe de defunción publicado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Agregó que el Papa tenía antecedentes de insuficiencia respiratoria aguda en neumonía bilateral multimicrobiana, bronquiectasias múltiples, hipertensión y diabetes de tipo II.

Francisco fue internado el pasado 14 de febrero con una neumonía bilateral que derivó en varias crisis respiratorias, insuficiencia renal y una infección polimicrobiana. Durante su permanencia en el Hospital Gemelli hasta el 23 de marzo, recibió transfusiones de sangre por anemia y asistencia respiratoria con oxígeno.

Tras haberle dado el alta, los médicos que atendieron al papa Francisco durante su internación, revelaron que en un momento tuvieron que decidir entre dejarlo ir o aplicarle un tratamiento agresivo, con varios medicamentos, que también era riesgoso para la salud del Pontífice

El profesor Sergio Alfieri declaró al periódico italiano Corriere della Sera, que el momento más crítico ocurrió el 28 de febrero, cuando Francisco sufrió una crisis respiratoria e inhaló su propio vómito.

El médico analizó que se esperó demasiado para el ingreso del Pontífice al hospital. “Francisco no quería dejar su agenda y fue internado tarde, ya que cuando llegó al sanatorio estaba muy mal”, expresó. “Estaba enfermo desde hacía días, pero se resistió porque probablemente quería respetar los compromisos del Jubileo. Cuando empezó a respirar cada vez con más dificultad se dio cuenta de que no podía esperar más”, confió.