Un total de 106 soldados caídos en la guerra de Malvinas identificados gracias a los trabajos forenses del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y un histórico y conmovedor viaje el 26 de marzo al cementerio de Darwin para honrar las tumbas con nombre, constituyeron los avances logrados este año en materia de políticas reparadoras en el marco de la cuestión Malvinas.
Hasta hoy, un total de 106 familias de caídos en la guerra -de distintas partes del país- recibieron la confirmación positiva del examen de ADN que posibilitó la identificación de los restos de sus seres queridos, enterrados durante 36 años sin nombre en el cementerio de Darwin, en tumbas que llevaban la placa «Soldado argentino solo conocido por Dios».
El 26 de marzo, unos 214 familiares de 90 soldados muertos en la guerra que lograron ser identificados el año pasado participaron de una emocionante y respetuosa ceremonia en Darwin, en la que pudieron -por primera vez- abrazar, llorar, rezar o simplemente permanecer en silencio ante la tumba de su ser querido con las placas de granito negro que llevan su nombre y apellido.
Desde marzo, esa cifra se amplió a 106, gracias a nuevas muestras de ADN aportadas por los familiares y exámenes más exhaustivos que permitieron nuevas identificaciones que fueran comunicadas, a medida que se confirmaban, a las familias convocadas a las oficinas del Archivo Nacional de la Memoria, que funciona en el predio de la Ex Esma.
El último caso se conoció el 7 de diciembre y fue el del cabo -post mortem- Ramón Angel Cabrera, oriundo de Córdoba, que participó de la guerra de Malvinas como integrante del Regimiento de Infantería Mecanizada Número 25.
Aún restan por identificar 16 casos sobre el total de 122 tumbas que fueron exhumadas -de las 230 que hay en Darwin- entre el 20 de junio y el 7 de agosto de 2017 por un equipo de catorce especialistas forenses -provenientes de Argentina, Australia, Chile, España, México y Reino Unido- encabezados por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Para rendir un nuevo homenaje y sumar a las familias de los soldados identificados que se fueron conociendo a lo largo del año, el gobierno nacional planea organizar un nuevo viaje al cementerio de Darwin para los primeros meses del año próximo, cuando las condiciones climáticas son óptimas, dado que muchas madres y padres ya tienen avanzada edad.
En noviembre último, el trabajo de identificación de tumbas en Malvinas -logrado gracias a un acuerdo entre los gobiernos de Argentina y el Reino Unido, con la colaboración del CICR- fue distinguido en la sede del organismo internacional en Ginebra- como un ejemplo mundial de «diplomacia al servicio de objetivos humanitarios».
«Hemos dado el CICR, Gran Bretaña y Argentina una lección al mundo, que el derecho humanitario llena de sentimiento a la política y nos permite ofrecer resultados positivos a la sociedad. Es un impulso para seguir trabajando y un profundo orgullo que este plan sea reconocido como un ejemplo para el mundo», planteó entonces el secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, Claudio Avruj.
El funcionario está convencido de que las identificaciones en Malvinas serán recordadas con el tiempo como uno de los hitos de la administración de Mauricio Macri, en sintonía con el fortalecimiento de las relaciones diplomáticas con el Reino Unido después de la época de frialdad que imperó con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Si bien el proceso que derivó en la identificación comenzó el 2 de abril de 2012, cuando la ex Presidenta anunció que le había pedido al CICR que interceda ante el Reino Unido, fue recién en diciembre de 2016, apenas asumido el gobierno de Macri, que los gobiernos de Argentina y Reino Unido alcanzaron un acuerdo.
«El diálogo es más redituable que el conflicto», señaló este año el canciller Jorge Faurie al hablar de la relación bilateral con el gobierno de Theresa May y del histórico viaje del 26 de marzo.
«En el diálogo hay frutos y en el conflicto hay pérdidas», destacó el jefe del Palacio San Martín, al remarcar las conversaciones que se entablaron con el gobierno británico para la concreción del viaje «sin que ninguno tuviese que reducir su reclamo de soberanía» sino «dialogando sobre todos los temas de la relación bilateral».
Desde una vereda neutral, uno de los jefes del proyecto humanitario del CICR, Morris Tidball-Binz -quien encabezó las tareas en Malvinas- dijo recientemente en una entrevista con la revista internacional de la Cruz Roja que «el hecho de que los muertos puedan descansar es un paso fundamental para construir la confianza entre las naciones», como la Argentina y el Reino Unido.
«Personalmente, este caso me ha confirmado la importancia de los difuntos para las familias, sus comunidades y sus países. Argentina y el Reino Unido están en paz entre sí, con relaciones diplomáticas plenas, pero este tema aún es polémico. Si bien podría no ser el objetivo, el hecho de que los muertos puedan descansar es un paso fundamental para construir la confianza entre las naciones», señaló Tidball-Binz.
Una confianza que ayuda a reparar heridas y saldar deudas que el Estado argentino tenía pendiente desde hace 36 años.