Google, Facebook, Spotify y otras firmas tecnológicas pusieron límites esta semana a distintas plataformas de difusión online de grupos de odio y neonazis, medida que adoptaron luego del asesinato de Heather Heyer, el sábado último, durante una manifestación contra una marcha de supremacistas blancos en Charlottesville, Virginia, Estados Unidos, decisión que reabrió el debate sobre frenos a la libertad de expresión en Internet.
Un día después de los disturbios donde Alex Fields, de 20 años, identificado con grupos nazis, atropelló y mató a Heyer durante la marcha pacifista, el servidor GoDaddy echó de su plataforma a la popular web del movimiento neonazi The Daily Stormer, que había publicado un artículo de burla hacia la activista asesinada.
Tras el traslado de esta web a Google, el gigante tecnológico también la rechazó, y Twitter suspendió sus cuentas.
Además, Cloudfare, un servicio que protege de ciberataques, dejó de actuar sobre este portal.
Google, también eliminó de su tienda por contravenir sus políticas de contenido a Gab, una red social utilizada por la «nueva derecha», cuyo jefe de comunicación, Utsav Sanduja, defendió al decir que pretenden dar a la gente «la libertad de hablar, la libertad de disentir».
Ante estas decisiones, la Fundación Frontera Electrónica (Electronic Frontier Foundation, en inglés) alertó que se puede sentar un precedente «peligroso» para la libertad de expresión, ya que las tácticas usadas para silenciar los discursos de odio podrían ser usadas también contra la libertad de expresión de otros grupos.
Desde el ámbito financiero, firmas como Apple Pay o Paypal también están privando de medios de pago a tiendas o páginas relacionadas con grupos intolerantes.
En tanto, GoFundMe, una plataforma de crowdfunding, retiró varias iniciativas de apoyo a Fields, acusado de asesinato en segundo grado.
Incluso Spotify, el servicio de reproducción de música, prohibió la publicación de canciones que «favorecen» o «incitan a la violencia basada en la raza, la religión, la sexualidad u otros».
Tras las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en las que «equiparó» a los manifestantes antirracistas con los neonazis, algunos nombres destacados de Silicon Valley, más allá de sus compañías, contradijeron públicamente el discurso oficial.
Tim Cook, consejero delegado de Apple, dijo a sus empleados por correo que, independientemente de sus filiaciones políticas, debían «permanecer unidos» ante la idea de que «todos somos iguales», consignó EFE.
Mark Zuckerberg, máximo responsable de Facebook, plataforma desde donde se convocó a los manifestantes racistas bajo el lema «Unamos a la derecha», declaró que vigilaría la situación «de cerca» por su «potencial para más protestas».
Hace una semana, cientos de manifestantes se congregaron en Charlottesville, Virginia, para repudiar la mayor marcha de neonazis, skinheads y miembros del Ku Klux Klan en una década, quienes habían confluido en la ciudad para protestar contra la retirada de una estatua del general confederado Robert E. Lee, considerado un símbolo de la defensa de la esclavitud y el racismo que marcó la historia de Estados Unidos y que aún sigue muy presente.
Allí los esperaba otra protesta, una de simpatizantes anti racistas y pacifistas que rechazaba su presencia.
Primero empezaron los empujones y golpes de los supremacistas blancos contra los manifestantes que los repudiaban, y la violencia llegó a su máximo nivel cuando Fields atropelló con su auto a la multitud anti racista y mató a Heyer y dejó una veintena de heridos.