Más de la mitad de los tiburones y rayas han desaparecido desde 1970, pero un nuevo estudio muestra un camino claro para evitar que su número siga disminuyendo. La investigación revela que la sobrepesca ha provocado que los peces condrictios -tiburones, rayas y quimeras (estrechamente emparentados con los tiburones)- hayan disminuido más de un 50% en los últimos 50 años.

Este grupo antiguo y ecológicamente diverso está formado por más de 1.199 especies cada vez más amenazadas. Aunque ahora sabemos más que nunca sobre estos animales, la falta de conocimientos sobre la magnitud de su declive amenaza con superar las mejoras en investigación y política.

«Además de la pesca intencionada y las capturas accesorias, la amenaza que pesa sobre los tiburones se ve agravada por la degradación del hábitat, el cambio climático y la contaminación», afirma el coautor de la investigación, el profesor Colin Simpfendorfer, de la Universidad James Cook de Australia. «El resultado es que más de un tercio de los condrictios se enfrentan ahora a la amenaza de extinción», afrima el investigador.

El autor principal, el profesor Nicholas Dulvy, de la Universidad Simon Fraser de Canadá, afirma que el estudio muestra cómo el declive de las poblaciones comenzóen ríos, estuarios y aguas costeras cercanas a la orilla. Desde allí se extendieron por los océanos hasta las profundidades marinas.

Aunque puedan tener mala fama por ser peligrosos o duros, estas criaturas marinas cumplen importantes funciones ecológicas en diversos ecosistemas. La disminución generalizada de las poblaciones de tiburones y rayas también tendrá consecuencias importantes para otras especies y entornos acuáticos.

«Los tiburones y las rayas son depredadores importantes, y su disminución altera las redes alimentarias de todo el océano. Por ejemplo, los tiburones de arrecife son vitales para transferir nutrientes de aguas más profundas a los arrecifes de coral, ayudando a mantener esos ecosistemas», afirma el coautor, el Dr. Nathan Pacoureau, del Instituto Europeo de Estudios Marinos de la Universidad de Brest (Francia).

«Las rayas, por su parte, son importantes animales forrajeros que mezclan y oxigenan los sedimentos, influyendo en la productividad marina y el almacenamiento de carbono»

A pesar de estas alarmantes tendencias, la respuesta para frenar el declive de tiburones y rayas es bastante sencilla.

La sobrepesca se produce cuando se capturan demasiados peces y no quedan suficientes para reproducirse y mantener una población sostenible. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el número de poblaciones sobreexplotadas se ha triplicado en los últimos 50 años: un tercio de las pesquerías evaluadas en el mundo se encuentran actualmente por encima de sus límites biológicos.

La sobrepesca está estrechamente ligada a las capturas accesorias, es decir, la captura de animales marinos no deseados mientras se pesca otra especie. También ésta es una grave amenaza marina.

«Las naciones pueden reducir el riesgo de extinción reduciendo la presión pesquera a niveles sostenibles, reforzando la gobernanza de la pesca y eliminando las subvenciones perjudiciales», afirma el profesor Simpfendorfer.

Los avances en este frente ya han creado focos de esperanza para los condrictios en Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Estados Unidos y partes de Europa y Sudáfrica. El profesor Simpfendorfer afirma que, para ayudar a la recuperación de estas especies, es esencial imponer límites científicos a las capturas pesqueras y tomar medidas para evitar que se capturen accidentalmente.