Los indicadores del mercado laboral de las mujeres bonaerenses alcanzaron en 2022 sus mejores niveles históricos, ya que la tasa de actividad fue de 51%, la de empleo de 46,2% y la de desocupación de 9,3%, de acuerdo con un informe de la Unidad de Género y Economía del Ministerio de Hacienda de la provincia de Buenos Aires.
El trabajo, al que tuvo acceso Télam, indicó que «transcurridos dos años de la crisis mundial ocasionada por la pandemia sanitaria de Covid-19, en un contexto caracterizado por tensiones y conflictos geopolíticos en el plano global y afrontando los primeros efectos de la sequía en el sector agropecuario en el plano nacional, en 2022 la provincia de Buenos Aires creció por segundo año consecutivo y se ubicó en el mayor nivel de los últimos cinco años».
Además destacó que «este período de recuperación y crecimiento económico fue acompañado por una importante creación de puestos de trabajo» y se detalló que «las tasas de actividad y empleo se ubicaron en los niveles más altos de la serie iniciada en 2016 y las tasas de desocupación y subocupación se redujeron y registraron los valores más bajos».
En ese marco, el informe especificó que el crecimiento del empleo fue mayormente impulsado por las mujeres y se precisó que «tuvo lugar una reducción de las brechas de desigualdad que, en todas las tasas, se observan respecto de los varones».
El aporte de las mujeres al crecimiento total del empleo en el período 2019-2022 fue superior al de los varones: la expansión de las ocupadas aportó 3,8 puntos porcentuales del 7% del crecimiento total de ocupaciones.
Las mujeres jóvenes registraron las mayores tasas de ocupación y las menores tasas de desocupación en términos históricos.
En este grupo se observaron los mayores incrementos en las tasas de actividad (+2,2 puntos) y empleo (+4,9) y el descenso más marcado en la tasa de desocupación (-7,7) entre 2019 y 2022.
En el detalle del relevamiento se advierte que la expansión del empleo de las mujeres se dio en mayor medida en sectores vinculados a las tareas de cuidado (servicios sociales y de salud; otros servicios comunitarios, personales y sociales y enseñanza), aunque también lo hizo en comercio e industria manufacturera.
La expansión de la población ocupada entre 2019 y 2022 se explicó mayormente por el crecimiento del empleo por cuenta propia, que aportó 3,2 puntos del 7% de incremento total, seguido del empleo asalariado no registrado, con una contribución de 2,4 puntos y el empleo asalariado registrado, que sumó otro 1,7.
Así, el relevamiento indicó que el empleo de las mujeres creció en todas las categorías ocupacionales respecto de 2019: la expansión se dio fundamentalmente en el empleo por cuenta propia (15,6%) y, en menor medida, en el trabajo no registrado (9,5%) y el asalariado registrado (7,2%).
Con todo, Hacienda analizó que «a pesar de los mayores avances en las mujeres, las brechas laborales en la provincia siguen siendo estructuralmente elevadas» ya que la diferencia entre varones y mujeres en las tasas de actividad y empleo se encuentra cercana a los 19 puntos y en la de desocupación es de 2,2.
A la vez, los varones de la provincia dedicaron al trabajo en el mercado laboral 9 horas semanales más que las mujeres (o sea, el equivalente a más de una jornada laboral).
En 2022, la brecha de género en los ingresos de la ocupación principal fue de 29,2%.
La diferencia es menor entre las y los asalariados registrados (22,9%), mientras que se amplía considerablemente entre las y los no registrados (37,1%).
El trabajo concluyó que «en lugar de desregular el mercado de trabajo y eliminar las protecciones laborales, precarizando el empleo, como proponen las visiones liberales que propugnan un Estado ajustado, se necesita de un Estado presente que profundice el sendero de transformación estructural con inclusión social de los últimos tres años».
Planteó que ello puede lograrse «a través de políticas públicas con impacto en género que impulsen los sectores de actividad más dinámicos de la provincia, mejoren la infraestructura, fomenten el desarrollo científico y tecnológico y que nos permitan alcanzar un modelo de desarrollo que genere empleo de calidad y cierre brechas de desigualdad».