Hand of brunette model holding white pot with pistachio.

Los frutos secos son unos de los alimentos más recomendados por nutricionistas, y es que, sus múltiples beneficios los convierten en unos aliados perfectos en cualquier dieta saludable y equilibrada. Sin embargo, hay una variedad que destaca sobre el resto: el pistacho.

Ya sea por su peculiar sabor, que invita a ser consumido solo o como acompañante, a sus capacidades antioxidantes, a su alto contenido en proteína o al bajo en grasa, no cabe duda de que el pistacho ha ido ganando un gran protagonismo los últimos años sobre el resto de frutos secos.

Estos característicos frutos nacen en un pequeño árbol de no más de 10 metros de altura, conocido como Pistacia Vera y originario de Oriente Medio, concretamente, de las zonas más montañosas de Siria, Turquía, Irán y Afganistán. Sin embargo, actualmente , para su venta y comercialización, se ha extrapolado la plantación a otros lugares del mundo, existiendo grandes zonas de cultivo en Australia, México o Estados Unidos. Incluso España, sobretodo la zona de Castila La Mancha, ha incorporado el cultivo de este fruto.

Se desconoce exactamente cuál es su antigüedad exacta, pero en el manuscrito de Anthimus, de principios del siglo VI d.C., ya se habla de la fama del pistacho en Europa. Otras anécdotas hablan de su presencia ya en los Jardines Colgantes de Babilonia, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, en el siglo VI a.C..

Incluso, hay cuentos orientales que narran cómo, mucho antes, en el antiguo Oriente Medio, en las noches iluminadas por la luna, los amantes se refugiaban bajo los árboles del pistacho para escuchar el sonido del fruto maduro al abrirse, ya que representaba la buena fortuna.

Uno de los principales beneficios que se atribuyen a este alimento es la capacidad reguladora de la glucemia post-pandrial, esto es, el nivel de glucosa, o azúcar, en sangre después de la comidas. Habitualmente, el nivel de glucosa en el cuerpo se mantiene en equilibrio gracias a la regulación de dos hormonas: la insulina y el glicagón. Pero tras las comidas, los niveles de insulina suelen aumentar mucho, disparando también el nivel de glucosa, pues debe permitir y controlar el paso a la sangre del azúcar consumido para ser usado en forma de energía.

Ahora bien, un estudio publicado en Nature por el Centro de Nutrición Clínica de Toronto, demostró que los pistachos tenían un cierto efecto en la regulación de los niveles de glucosa tras esas comidas. Mediante la participación de voluntarios sanos, observaron que cuando el alimento se consumía solo, el efecto era mínimo; pero cuando se hacía tras comidas con alto contenido en carbohidratos, sí se presentaba una actuación clara en la respuesta glucemia, regulando de forma más estricta el paso de azúcar al organismo.

Quizás otra de las propiedades más interesantes del pistacho es la colaboración a la reducción del riesgo cardiovascular. En una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Pennsylvania, observaron los efectos de distintas dosis de pistachos en una dieta saludable, baja en grasas. Midieron los valores de la proteína de transferencia del colesterol en la sangre, así como los niveles de actividad de la desaturasa, la proteína que controla la sintetización de ácidos grasos.

El resultado fue que, efectivamente, la inclusión de una cantidad regular de pistachos en una dieta sana afectaba beneficiosamente a mejorar el control de la desaturasa, así como a producir un leve descenso en el colesterol LDL, lo cual influye positivamente en reducir el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular.

Los pistachos están compuestos por polifenoles, un grupo de sustancias presentes en alimentos de origen vegetal, y que tienen además grandes características antioxidantes, proporcionando también ese beneficio al fruto seco. Ahora bien, un estudio de la Universidad de Cornnel, además de remarcar la actividad antioxidante del alimento, establece que esta propiedad es más observable en el consumo de pistacho crudo, que en el cocinado y procesado.

La forma en la que los polifenoles colaboran a mantener el organismo saludable es regulando el estrés oxidativo. El oxígeno que se consume, puede oxidarse, lo que genera diferentes especies reactivas que afectan la mecánica del organismo, por ejemplo, provocando el mal funcionamiento de proteínas esenciales y generando diferentes tipos de enfermedades. Los polifenoles ayudan a evitar esa degradación, colaborando a mantener al individuo sano.

Además, los pistachos son uno de los frutos secos más altos en fibra, lo cual colabora en gran medida al fortalecimiento del sistema digestivo, gracias a las bacterias intestinales que se albergan dentro. Y es que, cuando la fibra alcanza el intestino, esas bacterias actúan sobre ella, modificándola hasta convertirla en un tipo de ácidos grasos conocidos como ácido butíricos.

Un estudio realizado por el Departamento de Gastroenterología y Hepatología Universitario, en China, verifica que el butirato, compuesto que forma parte de ese ácido butírico, interviene en procesos celulares específicos, ayudando a mantener la salud intestinal y previniendo ciertas enfermedades como el síndrome del intestino irritable u otras patologías inflamatorias.

Como beneficio más curiosos de este alimento se encuentra, probablemente, el efecto positivo sobre problemas de disfunción eréctil. Y es que, un estudio realizado por el Hospital Universitario y Centro de Investigación Atatürk de Ankara, en Turquía, y publicado en Nature, arrojó resultados positivos en el ámbito.

Evaluaron durante tres semanas a una serie de hombres con problemas de disfunción eréctil que incorporaron una cierta dosis de pistachos en su dieta. Los resultados fueron visibles como una mejora en el Índice Internacional de Función Erectil (IIEF), en el cual se mide la función orgásmica, el deseo sexual y la satisfacción del deseo sexual.

Los científicos apuntan a que este hecho es consecuencia del alto contenido en arginina de los pistachos. Este aminoácido colabora en la sintetización de múltiples proteínas, muchas de las cuales ayudan a mantener las arterias flexibles y mejoran el flujo sanguíneo, lo que elevaría los niveles de óxido nítrico: un componente que relaja los vasos sanguíneos.