En el cierre de la cumbre del Consejo de las Américas y frente a lo que se considera “el círculo rojo”, el presidente Javier Milei rechazó este miércoles que el Gobierno vaya a devaluar porque eso “arruinaría” a los argentinos y negó que estén dispuestos a tomar nueva deuda.
Ante empresarios, Milei se mostró lejos del modelo tradicional y dijo que va a escribir de otra forma el Presupuesto que debe girar al Congreso de la Nación. En ese sentido aseguró que su propuesta tendrá que ver con el déficit cero y que esto implicará que la Argentina no tomará más deuda.
“El presupuesto se plantea un conjunto de gastos, se hace una estimación de ingresos y de ahí deriva el resultado primario, sale el financiamiento. Nuestra metodología se va a llamar ‘Déficit cero’. Implica que el resultado financiero es cero, por lo que no necesito tomar deuda. Argentina deja de tomar deuda”, afirmó. “Se diseña una regla para no violentar el déficit cero, por lo que no vamos a tener déficit fiscal”, remarcó.
Tras asegurar que el mundo habla del “milagro argentino”, Milei realizó un repaso de las medidas que tomó desde su llegada a la Casa Rosada, tras la herencia de la gestión de Alberto Fernández. “Era la suma de todos los males, una verdadera papa caliente”, sostuvo.
“Estábamos encaminados a la peor crisis de nuestra historia”, agregó y dijo que los pobres hubiesen llegado al 90% y los indigentes al 50%. “Hubiera resultado una verdadera catástrofe”, señaló en su discurso en el encuentro organizado en el Hotel Alvear.
Luego de reiterar que su gestión llevó adelante “el ajuste más grande de la historia de la Humanidad”, destacó que se alcanzó un superávit financiero a partir de la “enorme gestión” del ministro de Economía, Luis Caputo. “Es la primera vez desde el inicio del siglo XX que tenemos resultado financiero positivo sin estar en default”, remarcó y prometió que a medida que la economía comience a crecer va a bajar la carga impositiva.
Al hablar sobre el programa antiinflacionario, en el que volvió a destacar a Caputo, planteó que logró bajar una inflación que viajaba “a un ritmo del ritmo del 17.000 por ciento”, a un nivel al que estimó en un “8%”. En ese sentido, agregó: “No estamos dispuestos a devaluar para arruinar a los argentinos”.
“Nadie tiene más ganas que yo de levantar el cepo”, afirmó, pero aclaró que hacerlo sin resolver los problemas de fondo generaría un problema mayor. “No vinimos a hacer demagogia. Vinimos a cambiar las cosas para siempre”, agregó y refutó la teoría de algunos economistas de que no se puede crecer mientras siga el cepo cambiario.