El jefe de Gabinete, Marcos Peña, ratificó hoy la continuidad de las obras públicas iniciadas por el Gobierno nacional, que calificó como necesarias «por la competitividad y la mano de obra que generan», y agregó que pese «a los recortes previstos este Gobierno está en los mayores niveles de inversión» de los últimos años.
«No queremos que sea la obra pública la que se paralice o se desfinancie en el camino hacia el equilibrio fiscal. La obra pública es necesaria por la competitividad y por la mano de obra que genera», dijo Peña al responder en la Cámara de Diputados al presidente de la comisión de Obras Públicas, el justicialista Sergio Ziliotto, sobre cómo iba a afectar a la obra pública la reducción de gastos para disminuir el déficit fiscal.
Peña ratificó el rumbo de la política económica del Gobierno nacional y atribuyó la decisión de recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI) a la «volatilidad» que existía en el mercado monetario nacional e internacional, a la vez que aseguró: «Ya ha pasado la etapa más difícil».
Tras señalar que el Gobierno nacional cuenta «con las herramientas necesarias para amortiguar el impacto de esa volatilidad» del mercado monetario, el jefe de Gabinete destacó, entre las medidas impulsadas por el Gobierno, la «decisión preventiva de acudir al FMI no para redefinir nuestra política económica ni reducir nuestra soberanía sino para acudir a un prestamista que pudiera generar mejores circunstancias para navegar en ese mundo incierto».
Al exponer en el marco de su segundo informe del año ante la Cámara de Diputados, Peña ratificó el «camino del gradualismo» y rechazó «la demagogia de los que dicen que no nos endeudemos, y que a la vez dicen que reduzcamos los impuestos porque sabemos que las dificultades existen».
Durante la sesión informativa, que se inició pasadas las 11.30 con la presencia de 132 diputados, Peña destacó que el país lleva «siete trimestres de crecimiento», y puso de relieve el desafío de recuperar «la confianza que necesitábamos como país para que ese camino gradual pueda ser financiado por aquellos que nos presten».
El jefe de los ministros graficó que «por nuestra dependencia externa estamos en primera fila de ese impacto, que podía ocurrir», y agregó que el Gobierno está «convencido de que este camino nos va a permitir tener más herramientas y previsibilidad para recorrer ese trecho, que ya ha pasado su etapa más difícil».
Peña abogó además por «buscar consensos en materia de tarifas de servicios públicos» para lograr «un esquema más justo, en el que los que más tienen no sean subsidiados por los que menos tienen», y pidió «responsabilidad a cada uno en la discusión», al hacer referencia a las mesas de concertación con sindicatos y empresarios.
Al responder el reclamo realizado por el Frente para la Victoria (FPV) para que el Parlamento analice los alcances del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el funcionario reafirmó que el Gobierno no tiene «previsto enviar» al Congreso nacional el eventual acuerdo que busca alcanzar en las próximos días con ese organismo.
«La ley es clara y no está previsto que ese acuerdo tenga que ir al Congreso», aseveró Peña, quien esta vez evitó responder esos cuestionamientos al afirmar: «No voy a contestar las agresiones, las chicanas y las amenazas a la democracia».
Por otro lado, ante otro consulta de legisladores del FPV sobre el proyecto de tarifas, Peña ratificó que «si el Senado aprueba el proyecto opositor que limita los aumentos de las tarifas el Poder Ejecutivo lo vetará».
Por otra parte, Peña convocó al Frente Renovador a «reconstruir una dinámica de trabajo» para recuperar el diálogo que tuvieron hasta el año pasado, cuando los acuerdos permitieron al oficialismo sancionar leyes clave, y aventuró que la ciudadanía «es la que resolverá en la elecciones del año que viene si hicimos correctamente bien o mal las cosas».
«Nosotros hicimos una convocatoria a la oposición y ojalá podamos trabajar con el bloque que ustedes representan (en alusión al massismo), aún partiendo de disidencias y espero que podemos reconstruir una dinámica de trabajo sin invertir roles».
Sin embargo, en su discurso de cierre, la presidenta del bloque massista, Graciela Camaño, advirtió que aceptará ir al diálogo con el Gobierno nacional «si es institucionalizado y es para defender el salario de los trabajadores, para promover la educación pública», pero aclaró que no participará «para seguir ajustando el salario de los trabajadores».
«Ustedes tienen que asumir que se hicieron cosas mal y las tienen que corregir. Los datos empíricos pueden reforzar el discurso político, pero la política no necesita datos empíricos», agregó.
El presidente del interbloque Argentina Federal, Pablo Kosiner, consideró que «hubo un quiebre de confianza» de la sociedad con el gobierno, y que «no hay que hablar tanto del lápiz rojo del ajuste»
El salteño se preguntó «¿cual es el diálogo?», y «¿cual es la agenda que propone el gobierno»?, y se respondió que «no hay que esperar el presupuesto para discutir el ajuste», sino que se debe «discutir tarifas, precios, inflación y economías regionales».
En el mismo tono del encendido discurso de Camaño, el titular de la bancada del FPV-PJ, el kirchnerista Agustín Rossi, preguntó a los funcionarios del Ejecutivo: «¿Para qué quieren ir al diálogo nacional?, ¿para que firmemos el plan de ajuste?, ¿para que firmemos el acuerdo con el FMI?».
«Hubiese sido mejor que antes de acudir al Fondo, recurrieran al diálogo con la oposición. Pongan un freno; cambien en serio, porque el mayor conflicto de intereses no lo tiene en su Gabinete, sino con el pueblo argentino», aseveró.
En el cierre, el presidente del interbloque Cambiemos, Mario Negri, respondió algunos de los cuestionamientos del kirchnerismo: «Están proponiendo que borremos todo lo que estamos haciendo y vayamos por el camino de ustedes; pero no vamos a ir por ahí, los argentinos no van a ir por ahí».