Por Dra. María Elisa Moltoni (*)
La pubertad es la etapa o proceso de crecimiento y desarrollo que lleva a la maduración sexual. Es un momento de cambios físicos y emocionales que requiere la atención y contención de los padres. ¿Qué tener en cuenta para acompañar a las niñas en su proceso de desarrollo?
La pubertad se caracteriza por cambios físicos y emocionales que generan grandes expectativas en los padres y en los chicos. Es un período en el que existen cambios en relación con las gónadas y caracteres sexuales secundarios, lo que junto a los cambios hormonales darán los físicos: aumento de estatura, aparición de vello, desarrollo mamario, modificación en la disposición de la grasa, maduración de los órganos sexuales internos y externos, comienzo de los períodos menstruales. El primer signo clínico de pubertad en la niña es el crecimiento mamario (aparición del botón mamario), que suele ser en promedio a los 10,8 años. Otro evento importante es la aparición de la menarca o primera menstruación.
No hay una edad exclusiva para consultar por primera vez al ginecólogo, ya que, en realidad, mucho de los aspectos del desarrollo puberal son chequeados en la consulta pediátrica, mediante el control del peso, la talla y la revisación de los caracteres sexuales. Como se trata de un evento progresivo es relevante el tiempo y secuencia en la que se van produciendo los cambios, de ahí la importancia de conocer y seguir al paciente.
Sin embargo, es usual que las mamás acerquen a sus hijas para un control ginecológico que evalúe el normal desarrollo, lo cual es muy productivo. También existen algunas consultas más frecuentes en esta etapa como pueden ser la aparición de flujo y vulvitis, así como la presencia de irregularidades menstruales, algo muy común en las primeras etapas luego de la menarca o primera menstruación.
Esta primera consulta ginecológica tiene también una función de educación para la salud y prevención, donde además de detectar problemas se trabaja en la prevención de conductas de riesgo para la adolescente, vacunación y pautas de alimentación. Se comienza además a establecer un vínculo de confianza entre el profesional y la adolescente, fundamental dada la característica de la consulta ginecológica, en la cual siempre debe estar presente la privacidad.
¿A qué prestarle atención durante le pubertad?:
Ritmo de crecimiento. Si una niña comienza la pubertad antes de los 8 años podría considerarse precoz. Si además de los cambios físicos se acompaña de un crecimiento acelerado esto requiere atención y consulta pediátrica o ginecológica.
Es necesario estar atentos a cómo comen, duermen, con quién se relacionan (sobre todo en redes sociales). Muchos eventos en el entorno socio familiar de las niñas, el tipo de alimentación, el estrés, así como el exceso de ejercicio pueden modificar la velocidad del crecimiento y desarrollo. Es importante consultar si por ejemplo existe sangrado vaginal sin haber tenido desarrollo mamario o del vello o si vemos que la niña no tiene su menarca a pesar de que han pasado un año y medio o dos desde el inicio del desarrollo de las mamas.
Aparición de flujo vaginal. Es la secreción que sale de la vagina y puede ser normal o anormal. Cuando comienza el desarrollo puberal con el aumento de los estrógenos la formación de flujo aumenta, cambia el pH vaginal y la niña comienza a tener una descarga vaginal de lo que se llama leucorrea fisiológica, que es normal en esta etapa: es una especie de flujo blanquecino, lechoso. ¿Cuándo preocuparse y consultar? si es diferente, por ejemplo, con sangre, verdoso o amarillo, con feo olor, si pica, arde o molesta o si junto a estas características hay molestias perianales también (hay parásitos intestinales que se asocian a flujo vaginal, muy común en las niñas).
Golpes en zona púbica. El pubis es un área sumamente dolorosa. Una consulta que puede ocurrir es por traumatismos vulvares. En las niñas, uno muy típico es por caídas a horcajadas, como, por ejemplo, en el borde de la bañera al salir de la misma, o con los caños de la pileta de lona, o de la bicicleta. Es importante consultar en seguida, y si es necesario, llevarla a una guardia. Siempre ante estos traumatismos es importante descartar el abuso sexual encubierto.
Lo más importante en esta etapa es no olvidar que todos la hemos vivido. Más allá de todos los cambios, a los adolescentes de hoy les toca un mundo igualmente complejo, con inseguridades, con cambios permanentes, con valores cambiados, con modelos dudosos, con lo cual la dosis extra de paciencia y el intento de comunicación con nuestros hijos no pueden faltarnos nunca.
(*) Ginecóloga infantojuvenil de Halitus Instituto Médico.