Con cada elección papal, el mundo entero escucha una misma frase desde el balcón central de la Basílica de San Pedro: “Nuntio vobis gaudium magnum: habemus papam”, que en español significa “Les anuncio una gran alegría: tenemos papa”.

Estas palabras en latín, lengua oficial de la Iglesia católica, son pronunciadas por el cardenal protodiácono, el miembro más antiguo entre los cardenales diáconos, quien tiene el honor de anunciar el nombre del nuevo pontífice tras la fumata blanca que indica que el cónclave llegó a una decisión.

Luego de esta fórmula, el cardenal continúa diciendo: “Eminentissimum ac reverendissimum Dominum, Dominum [nombre del cardenal electo], Sanctæ Romanæ Ecclesiæ Cardinalem [apellido del cardenal], qui sibi nomen imposuit [nombre papal elegido]”, es decir: “El eminentísimo y reverendísimo Señor, Señor [nombre de pila], cardenal de la Santa Iglesia Romana [apellido], que ha tomado para sí el nombre de [nombre del papa elegido]”.

El anuncio oficial se produce desde la logia central de la basílica vaticana, minutos después de que la tradicional fumata blanca —producto de la quema de las papeletas— asome por la chimenea de la Capilla Sixtina, señalando que el nuevo papa ha sido elegido con al menos dos tercios de los votos.