De las 220 islas del mar Egeo formando las Cícladas, con sus maravillosos pueblos de casas blancas con ventanas y puertas azules, la relajada Naxos es una opción fantástica para familias que buscan compaginar visitas arqueológicas con excursiones por la isla, deportes acuáticos y playas paradisiacas.
Durante tus días aquí podrás visitar el Parque Nacional de Naxos (posee algunas de las mejores montañas del país), disfrutar de las vistas de la ciudad desde una de sus múltiples terrazas y relajarte en la playa de Agios Prokopios, de arena dorada.
También, podrás tomar una foto al atardecer en la Puerta de Apolo (datada del siglo VI a.C.) desde donde se ve toda la ciudad de Chora de fondo, con su castillo veneciano en lo alto y sus callejuelas laberínticas llenas de restaurantes con encanto, pequeñas tiendas y numerosos gatos que parecen formar parte del decorado.
Subir hasta lo más alto (también se puede hacer en ascensor pero pierde parte del encanto), ver la catedral, el museo arqueológico o tomarse algo en la maravillosa terraza con vistas del bar 1739 son algunas de las obligaciones que tiene todo visitante. La limonada casera hecha con los famosos limones de la isla (que también producen una bebida típica llamada citron muy parecida al limoncello) sabe mucho más rica con la panorámica de la ciudad y las montañas de fondo.
Los pobladores de Naxos hicieron, en su tiempo, una fortuna considerable con la exportación de papas, queso y mármol, abandonando las tierras estériles de la costa, al considerarlas poco productivas, en favor de sus hijos más vagos. Irónicamente, cuando los turistas desembarcaron en la isla en tropel, estos holgazanes se vieron de pronto colmados de riquezas.
La costa oeste de Naxos está bordeada de kilómetros y kilómetros de arena fina. Sus playas son las más bellas de todas las islas. Agios Prokopios y Agia Anna harán las delicias de niños y adolescentes con sus aguas poco profundas y sus chiringuitos de playa. A medida que te adentras hacia el sur, las playas se ensanchan: puedes recorrer las dunas de Plaka a caballo, hacer windsurf o kitesurf en Mikri Vigla o disfrutar del agua cristalina de Kastraki.
Si te cansas de la costa, puedes explorar las docenas de pueblecitos tranquilos o las tres titánicas estatuas de kuros escondidas en las colinas. Prueba el kitron, un licor de pomelo típico de la zona, en la destilería Vallindras de Halki o el vino casero y el queso arsenikó a la sombra de los plataneros del pueblo Ano Potamia. Normal que Heródoto hablara de Naxos como “la más feliz de las islas”.
Playas
Si hay algo que no se puede dejar de hacer al visitar Naxos es estirar la toalla en playas como Plaka, Mikri Viglia, Kastraki o Alyko. Simplemente espectaculares. Su agua transparente es perfecta para bucear con los ojos abiertos y llevarte ese recuerdo para los días lluviosos del resto del año. Además, son perfectas para ir con niños ya que se puede aparcar justo al lado de la arena, tienen aguas poco profundas y la mayoría cuentan con servicios de hamacas, sombrillas y tabernas para comer.
Halki
Halki o Chalki es uno de los pueblos que ver en la isla de Naxos, simplemente porque es uno de sus pueblos más bonitos. Se encuentra a solo 16 kilómetros de la actual ciudad principal (Naxos Chora), esa misma que tiene un casco antiguo tan bonito. Está situada en el interior de la isla, y en el corazón del área de cultivo de olivos de las islas.
Para describir ligeramente el pueblo, no hay que extenderse demasiado. Las calles del pueblo tampoco son demasiado extensas. Sin embargo, son sumamente pintorescas. Y cuentan con un puñado de tiendas de recuerdos, galería de arte, restaurante, bares, café. Y una pequeña plaza que como en tantos pueblos griegos es el punto de encuentro, con mesas bajo la sombra, sillas coloridas. Allí concurren los locales, así como los turistas especialmente al atardecer.