El congreso internacional sobre cine y documental audiovisual Visible Evidence XXIV, que abordará la historia, la teoría y la práctica del cine, televisión, video, medios digitales, fotografía y performance documentales, se llevará a cabo por primera vez en Buenos Aires en agosto próximo, con la participación de prestigiosos disertantes, eventos especiales y mesas de debate.
El evento tendrá lugar del 2 al 6 de agosto en el Centro Cultural Borges, en la Alianza Francesa, en el Xirgu Espacio Untref y en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, con la presencia de conferencistas como Susana Barriga, Andrés Di Tella, Thomas Elsaesser, Jean-Paul Fargier, María Luisa Ortega Gálvez, Luis Ospina e Iván Sanjinés.
La conferencia de apertura, que lleva el título “Dos instantes, una tradición. Cruce de miradas en torno al documental político a través del Atlántico” y será ofrecida por María Luisa Ortega Gálvez, de la Universidad Autónoma de Madrid, se llevará a cabo el miércoles 2 de agosto, a las 19, en el Xirgu Espacio Untref del barrio porteño de San Telmo.
El congreso Visible Evidence XXIV está organizado por la Asociación Argentina de Estudios sobre Cine y Audiovisual (Asaeca), el Laboratorio Audiovisual de Investigación y Experimentación (LAIE) de la Maestría en Periodismo Documental de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref) y la revista Cine Documental.
Visible Evidence Buenos Aires coincide con el centésimo aniversario de la Revolución Rusa y a su vez con los 50 años del asesinato del Che Guevara en Bolivia, “dos acontecimientos trascendentales que nos obligan a contemplar nuevamente la relación entre el cine documental y los movimientos revolucionarios”, indicaron sus organizadores.
“En la década de los 60, Argentina y otros países de América Latina se encontraban en el centro de un debate transnacional sobre el papel del cine como herramienta para el cambio social dentro de un movimiento regional llamado Nuevo Cine Latinoamericano. En la década siguiente, muchos realizadores fueron desaparecidos o asesinados y muchos otros se vieron obligados a exiliarse”, recordaron.
Y añadieron que, “desde el extranjero, o clandestinamente en sus propios países, los directores pensaron con profundidad sobre la dimensión ética, moral, estética y política de sus prácticas, en particular sobre el modo de representar a los individuos como agentes políticos”.
A pesar de la brutal persecución política, su activismo cinematográfico tuvo una enorme influencia en las generaciones más jóvenes, particularmente luego de la crisis económica que golpeó en el umbral del siglo XXI y las consecuentes insurrecciones populares que interrumpieron el control neoliberal de la economía, la sociedad y la cultura en muchos países de América Latina.
La tradición de cine documental latinoamericano siguió de cerca estas revueltas populares, incorporando gradualmente a muchos movimientos sociales y políticos, por lo que “resulta productivo pensar acerca de los elementos de aquella tradición que permanecen en el cine contemporáneo de América Latina y, de una manera más amplia, en el denominado Global South”, señalaron.