El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), una de las universidades más prestigiosas del mundo, lanzó un laboratorio mundial de la educación abierto a la participación de todos los países para que se puedan repensar los procesos de enseñanza y aprendizaje a la luz de la irrupción de la tecnología, y a la necesidad de formar estudiantes capaces de resolver los problemas del mundo laboral, atravesados por las cuestiones políticas y ambientales.
El fenómeno de cómo formar las habilidades en los estudiantes para un mundo laboral incierto en países atravesados por guerras, cuestiones políticas y ambientales, «no es privativo de la Argentina. En todo el mundo se hacen esta pregunta, por eso es necesario repensar la educación, sus procesos de enseñanza y aprendizaje, con la tecnología como aliada», dijo a Télam Claudia Urrea, directora asociada del MIT.
La especialista colombiana, quien vino al país para dar una serie de charlas a funcionarios nacionales, provinciales, organizaciones no gubernamentales y privadas dedicadas a la educación, aseguró que en ese laboratorio –que tendrá la forma de comunidad virtual mundial- «cada país hará su propuesta con el objetivo de buscar un renacer de la educación, para empoderar al chico desde el preescolar hasta su salida de la universidad».
«Educar para la vida, pensar un sistema que pase por la educación superior y llegue hasta el mundo del trabajo. El aprendizaje debe ser continuo, hay que formar niños diferentes, estudiantes diferentes y profesionales diferentes. Desde el MIT desarrollamos la investigación, pero son los países los que tienen que definir dónde se quieren ver parados en cinco o diez años, cómo se van a mover y qué recursos van a afectar», explicó.
Urrea, quien vino a dar la conferencia «Los chicos y las pantallas, desafíos para las políticas públicas», organizadas por la OEI y las empresas Samsung y Fibertel, puntualizó que ante la realidad que tenemos «el sistema educativo no responde, inclusive en los Estados Unidos. En la Argentina hay muchas muestras de innovación, creativas y apoyadas en la tecnología, pero no son la regla general».
Para la experta, la tecnología «es lo que amplía las brechas entre aquellos estudiantes que avanzan y los que quedan rezagados. Los que no la usan de una forma empoderada son los que se quedan atrás» y añadió: «la tecnología es una herramienta de la innovación en materia educativa pero hoy ofrece una multiplicidad de variantes que hacen más fácil y entretenido el aprendizaje para los estudiantes».
Entre ellas mencionó la posibilidad de hacer cursos en línea, el aprendizaje personalizado «y la posibilidad de que el estudiante construya su propio aprendizaje a través de simulaciones, con lo que se le acercan conceptos que hasta hace algunos años le eran difíciles de entender y estimula su creatividad».
«La realidad hoy es muy diferente de hace 30 años y el aprendizaje también debe ser diferente», sostuvo.
Urrea destacó que cuando se piensa en tecnología y sólo se le entrega una computadora al alumno, «los países están comprando la solución antes de hacer el diagnóstico del problema. Primero tienen que pensar hacia dónde quieren llegar como estado en cinco o diez años y luego comprar las herramientas en función de ese diagnóstico».
Y puso como ejemplo a Finlandia. «El éxito del sistema educativo en Finlandia se basó en un cambio de sus estructuras no sólo en educación, sino a nivel país, con una visión estratégica a futuro. La altas mediciones que obtienen en las pruebas estandarizadas no son su techo. Estas pruebas a veces son como rocas con las que se castiga a todo un sistema educativo».
«Mi invitación es a pensar qué es lo que queremos que pase en el aula, qué queremos que nuestros estudiantes hagan y luego pensar en qué computadora o sistema usamos para eso. Hay que definir qué valores, habilidades, conocimientos enseñamos, cómo tiene que ser la dinámica del aprendizaje y la relación entre el maestro y su alumno», explicó Urrea.
Para la especialista, este cambio «es muy difícil» y lo más importante «es no darse por vencido, cometiendo errores, pero buscando alianzas, acceder a centros, a materiales que se usan con éxito en otros países, a nuevas formas de formación docente, saber qué es lo que funciona en el mundo y qué no da resultado».
Urrea consideró que la Argentina «está mejor en relación a otros países especialmente en primaria, pero lamentablemente, como ocurre en otras regiones, a medida que el estudiante avanza el mismo sistema los está expulsando. En temas de acceso hay grandes avances, hay experiencias muy poderosas en cuanto a innovación, usando muchas herramientas que se desarrollan en el MIT».
Indicó que «todo esto hay que potenciarlo, trabajar en red, buscar alianzas y preguntarse dónde quiere verse Argentina en cinco o diez años. Hay muchos recursos on line que pueden ayudar y el docente debería ayudar al estudiante a identificar estos recursos con una mirada crítica y pedagógica».
La especialista llamó a los maestros a «no tener miedo de proponerle e invitar a los estudiantes a usar estos recursos tecnológicos, porque los alumnos ¨vuelan¨ con estas herramientas» y mencionó entre otras los juegos como el Minecraft o el Scracht, entre otros como «elementos maravillosos que integran distintos conceptos».
Precisó en este sentido que en las jornadas los funcionarios se mostraron entusiasmados con estas variantes pero tenían dudas sobre cómo conseguirlos, cómo aplicarlos y cómo proponerle al alumno que los utilice .
El laboratorio Mundial de la Educación que lanzó el MIT, «no es un espacio físico es una invitación a crear una comunidad mundial de personas y países que estén interesadas en trabajar con los niños, repensar y renovar los sistemas de enseñanza y aprendizaje en todos los niveles», aseguró la especialista colombiana.