Vivir bajo el agua después de que el mar haya engullido la isla donde se ha nacido. Esta es la idea distópica que recoge la exposición fotográfica del británico Nick Brandt, donde muestra a personas sin respirador ni traje de buceo en las profundidades marinas, a un padre con su hijo jugando al columpio en el fondo del océano o a una joven de ojos muy abiertos sentada en el lecho marino.
Las impactantes imágenes forman parte del tercer capítulo de la serie fotográfica “The Day May Break” (El día puede amanecer), de Brandt, y se pueden ver desde esta semana en la Galería Tamara Kreisler, de Madrid, con motivo de Photoespaña 2024.
“Como consecuencia del cambio climático, la subida del nivel del mar afectará a millones de personas que viven en las costas y zonas bajas del planeta. Las islas del Pacífico Sur son especialmente vulnerables. Muchas de ellas están a unos metros por encima del nivel del mar, por lo que con el tiempo desaparecerán por completo. Por eso decidí fotografiar esta región del mundo”, explica a EFE Nick Brandt.
Con el título SINK/RISE, el artista ha centrado su foco en la subida del nivel del mar y el desalojo de costas e islas pobladas que esto produce. Eso sí, con un punto irreal: ha seleccionado a habitantes de la zona para bajarlos al fondo del océano, los ha anclado en el suelo y les ha fotografiado como si hicieran una vida normal en la superficie.
Un plató fotográfico acuático
El estudio fotográfico era natural, húmedo y bajo el agua. La operación, por tanto, presentaba cierta dificultad.
“Los retos iniciales consistían en sujetar a las personas y los muebles para que volvieran a la superficie y evitar que se balancearan con las corrientes marinas. Y encontrar gente local que, aunque eran apneístas y han pasado su vida junto al océano, presentaran un aspecto cómodo, natural y relajado aguantando la respiración bajo el agua”, comenta Brandt que advierte que el mayor problema fue la mala visibilidad marina que soportaron.
Pese a los problemas del entorno, Brandt se muestra satisfecho con el resultado final. “La idea es dar la impresión de que la vida sigue su curso normal -la gente sentada en sillas, sofás, mesas…- como si fuera lo más normal del mundo, cuando obviamente, no lo es. Este imaginario se convierte en símbolo de la futura subida del nivel del mar”, afirma.
Compromiso con el medioambiente y la denuncia social
Comprometido con el medioambiente y la denuncia social, antes de SINK/RISE, presentó dos series gráficas –también en Madrid, en 2023, en el marco de PhotoEspaña- donde retrató los efectos del cambio climático en Zimbabue, Kenia y Bolivia.
Las fotografías se realizaron en santuarios y centros de conservación, donde los animales salvajes rescatados no pueden retornar a su hábitat natural. Las imágenes, en este caso en superficie, también fueron sorprendentes y mostraban, por ejemplo, en un mismo encuadre un elefante con un ser humano bajo una potente niebla de otro mundo.
“Los países que elijo para fotografiarse encuentran entre los menos responsables del cambio climático. Sus emisiones globales de carbono son y han sido ínfimas en comparación con las de las naciones industrializadas. Sin embargo, como muchos países pobres del mundo, se ven desproporcionadamente perjudicados por sus efectos”, comenta antes de explicar que Jordania será el último capítulo de la serie.
Cuarto trabajo de la serie “The Day May Break”
El cuarto trabajo de la serie “The Day May Break” capta el viaje de familias refugiadas sirias, de origen rural, que por la escasez de agua deben trasladarse a distintos puntos del país en busca de empleo agrícola disponible, en función del agua para los cultivos.
Según confiesa Brandt, con este tipo de obras busca una respuesta del espectador. “Quiero ser una pieza en la rueda de un cambio progresivo. Por eso vuelvo a la frase que uso sin cesar: es mejor estar enfadado y activo que enfadado y pasivo. Tus acciones, por pequeñas que sean, te dan energía y te centran”.
Además de su trabajo fotográfico, Nick Brandt es cofundador de la Fundación Big Life, una ONG que tiene como objetivo preservar la vida salvaje y los hábitats del ecosistema Amboseli y Kilimanjaro de África Oriental.