El precandidato a jefe de gobierno porteño por Unión por la Patria (UxP), Leandro Santoro, concentra su campaña en el objetivo de acercar a los porteños su «alternativa para la ciudad», propone representar en las urnas el «hartazgo» que observa en el electorado tras los 16 años de gobiernos del PRO y busca ampliar su propuesta a los sectores que el «peronismo tradicional» no logra interpelar.
En esta entrevista con Télam realizada en el espacio de grabación de la agencia pública, el diputado nacional sostuvo que para la próxima administración de la Ciudad será clave «terminar con los negocios inmobiliarios», a los que consideró un rasgo central de la gestión de Larreta, y dijo que es imprescindible crear una política específica para facilitar los alquileres ante la ausencia de «políticas locales» que promuevan el acceso a la vivienda, «como sí pasa en todas las capitales del mundo», contrastó.
Insistió asimismo en la necesidad de ampliar la red de subtes con el financiamiento de «créditos verdes» y para concretar esa demanda propuso seguir el modelo que llevaron a cabo otras capitales de la región, como Santiago de Chile.
-Télam: Se enfrenta al desafío de ganar las elecciones en un distrito en el que hace 16 años gobierna el PRO. ¿Qué diferencias con otras elecciones le hacen pensar en que es posible un triunfo electoral de su espacio?
-Leandro Santoro: Todas las elecciones son distintas y en todas las provincias los oficialismos suelen ser difíciles de ganar, pero en la ciudad de Buenos Aires hay un hartazgo después de 16 años de una gestión que parece no tener más ideas. Tenemos un programa de gobierno escrito, conceptual y profundo, que puede ser un elemento que ayude. También, una mirada sobre cómo creemos que hay que articular las mayorías sociales en la ciudad. Hay que construir un gran movimiento cultural que permita una propuesta más amplia que la del peronismo tradicional, que vaya hacia sectores sociales que históricamente no se sintieron identificados con el peronismo porteño. Esperamos que encuentren en nosotros una alternativa política.
-T: En Unión por la Ciudad se logró consensuar una lista de unidad, un escenario que se mantuvo en debate hasta último momento. ¿Por qué defendió desde un primer momento que en CABA no hubiera competencia interna en las PASO?
-LS: Para mí era importante que no hubiera PASO a nivel nacional. Y si se podía evitar en la Ciudad, mejor; pero lo importante era asumir nuestra condición de oficialismo. Había mucho ruido en el peronismo, los posicionamientos estaban generando inquietudes en los barrios, en los mercados y en la política. Había que asumir que la fuerza de Gobierno tiene más responsabilidades que las de oposición. En CABA hubo un acuerdo en el que están todos integrados. En la lista de legisladores están desde los amigos de (el ministro de Economía, Sergio) Massa hasta una precandidata de Juan Grabois (Victoria Freire). Están todos incluidos.
-T: Juntos por el Cambio sí va a competir en las PASO por la candidatura a jefe de Gobierno. Por un lado Martín Lousteau y por otro Jorge Macri. ¿Cómo evalúa esa interna?
-LS: Yo analizo mi propio espacio político. Me parece que es indistinto quién gane porque finalmente representan el mismo modelo de ciudad. Ambos acompañaron la venta de Costa Salguero o su rezonificación para hacer un barrio de lujo. Ambos acompañaron la excepción al Código Urbano que permitió que en el predio de la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors se pueda armar una suerte de country urbano en el último humedal que queda en CABA. IRSA (NdR, por el grupo inmobiliario más grande del país, de propiedad de Eduardo Elsztain) durante veinte años trató de conseguirlo y no podía por la resistencia de las organizaciones de la sociedad civil. Consiguieron la excepción con este gobierno y los votos de Martín Lousteau y Jorge Macri.
-T: ¿Le preocupa que pueda haber ausentismo en las elecciones de agosto?
-LS: Sí, me preocupa. No por mí, sino porque a cuarenta años de democracia lo ideal seria que el nivel de participación sea alto. Si hay un desinterés por participar es que en definitiva hay alguna desilusión. Me angustia la traducción de esto en fenómenos anti-política de ultra derecha. Si bien pareciera que se están desinflando, este malestar tiene que ser interpretado por el sistema político para generar cosas positivas y no discursos de odio.
-T: Algunos analistas observan una progresiva derechización del discurso político. Desde sus orígenes radicales, ¿qué opinión tiene sobre los dirigentes de la UCR como Gerardo Morales o Luis Petri que defienden la represión y alientan discursos de mano dura?
-LS: Ya no me sorprende. Yo, cuando tomé la decisión de abandonar el radicalismo, lo hice porque veía un giro ideológico hacia un sector que no era el de una fuerza nacional y popular. Me da pena que una alternativa política pueda ser competitiva prometiendo ajuste y represión. Me da pena como argentino, pero como exmilitante radical no me genera nada.
-T: ¿Qué dirigente podría acompañarlo como candidato a vicejefe de Gobierno?
-LS: Tengo dos o tres compañeras en mente. Las personas que más admiro y creo que pueden complementarme en la fórmula son mujeres. Habrá que ver cuando acordemos con el resto de las fuerzas políticas quién es la que sintetiza mejor o el que sintetice mejor. No puedo anticipar nombres porque no es una decisión que tome solo el candidato a jefe de Gobierno.
-T: En la CABA no existe hoy un ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades porteño, ¿le parece importante crearlo?
-LS: Las políticas de género tienen que ser transversales en todo. El tema de la burocracia me parece indistinto. No creo que sea un tema. Sí creo que es un tema los Centros Integrales de la Mujer (CIM): (en la Ciudad) debería haber uno cada 50 mil mujeres. Tenemos menos de la mitad y funcionan mal. No hay tampoco CIM abiertos las 24 horas, trabajan en horarios de oficina. No hay refugios, no hay políticas en serio de género ni de inclusión. Pero no quiero transformar el debate sobre la necesidad de una perspectiva de género en una disputa con la ultraderecha, que lo único que busca es desacreditar el movimiento feminista hablando del gasto público.
-T: En su programa electoral propone una «Ciudad humana, justa y ordenada». ¿A qué se refiere al hablar de «orden» y cómo propone resolver la conflictividad social?
-LS: El orden es la armonía de la convivencia. Cuando hay desorden en realidad hay ley de la selva, que es la ausencia del Estado y gana siempre el más fuerte. Es el modelo de Ciudad que no quiero. Yo quiero una Ciudad civilizada y armónica donde la gente pueda vivir tranquila. Eso no significa que desaparezca el conflicto pero no puede ser tan intenso que impida el desarrollo normal de la existencia. En materia de lucha contra la inseguridad tenemos que evitar que la violencia se concentre de manera tan desigual. Cuatro barrios de la ciudad (NdR: se refiere a Constitución, Flores, Balvanera y Barracas) concentran el 50 por ciento de los homicidios dolosos. No son cuatro comunas, son cuatro barrios. La concentración de los robos y hurtos se dan mayoritariamente en la Comuna 14, en Palermo. No termino de entender cómo una ciudad tan rica que tiene 26 mil policías por 12 mil manzanas no puede resolver estos temas. Necesitamos conducción civil firme, cuidar a la policía, a la gente y controlar a las fuerzas de seguridad. En materia de protesta social hay que garantizar los dos derechos: la libertad de circular y la de manifestarse. Para eso hay que asumir que el conflicto social existe y hay que tratar de regularlo con la institución del conciliador político, que tiene por objetivo acercar a las partes y encontrar una suerte de protocolo. Así lograríamos disminuir al mínimo la tensión, garantizando que todo el mundo pueda ejercer sus derechos con libertad.