El resultado que obtuvo este domingo La Libertad Avanza en la Ciudad de Buenos Aires volvió a encender las alarmas dentro del peronismo bonaerense. Mientras el impulso libertario se afianza en distintos distritos del país, algunos dirigentes del principal espacio opositor insisten con llamados a la unidad para evitar una nueva pérdida de volumen político en la provincia de Buenos Aires, que concentra el 37% del padrón electoral. Sin embargo, por ahora, esos gestos no se traducen en avances concretos.

“Nosotros esperamos que el peronismo vaya unido en la provincia de Buenos Aires”, dijo este lunes Teresa García, presidenta de la bancada de Unión por la Patria en el Senado bonaerense y una de las principales referentes kirchneristas. En diálogo con El Destape Radio, pidió “una foto de unidad entre Cristina y Axel” y aseguró que ya hubo “algunas reuniones de acercamiento” y que el acuerdo “es inminente, tiene que ocurrir”. La legisladora dejó en claro que “la voluntad de Cristina, que yo conozca, es que se gana en la provincia con una lista única”.

Sin embargo, las señales políticas no terminan de convalidar ese diagnóstico. En el entorno del gobernador Axel Kicillof insisten con que la expresidenta aún no dio muestras concretas de querer acercarse y que las tensiones internas, lejos de apaciguarse, se siguen acumulando.

En ese sentido, un importante funcionario bonaerense analiza ante Ámbito que “las tensiones se profundizan cuando desde algunos sectores se cuestiona de forma permanente al gobernador y su gestión”. En ese marco, sostiene que “si se busca una unidad verdadera, debe construirse sobre la base del respeto al rol institucional y político que ocupa Axel”.

El vínculo entre Cristina Fernández de Kirchner y Kicillof atraviesa su momento más tenso desde que forjaron su alianza política.  No se trata de una disputa ideológica, ni existen entre ellos diferencias programáticas de fondo, sino de una lucha por el liderazgo del peronismo y de la estrategia a futuro.

Desde hace meses, el vínculo entre ambos permanece congelado. Aunque Kicillof ya se comunicó con Cristina Kirchner, fue ella quien lo derivó a conversar con Máximo Kirchner. El gobernador aceptó el gesto y mantuvo ese diálogo. “Estamos abiertos al diálogo y a trabajar por la unidad, pero sin trastadas”, advierten cerca del mandatario.

También señalan que «si Cristina cambió de postura y ahora busca encabezar la estrategia electoral, solo tiene que convocar a Axel a una reunión» y aclaran: “Siempre estamos a disposición, pero no tiene sentido discutir esto durante los 60 días que faltan para el cierre de listas”.

Desde el kicillofismo explican que el distanciamiento con su mentora política se debe a una acumulación de omisiones y críticas por parte de la agrupación La Cámpora hacia el gobernador. Mencionan, entre otros episodios, desplantes durante el cierre de listas, falta de respaldo en la campaña, cuestionamientos públicos y hasta canciones militantes con mensajes agresivos. También apuntan a ciertas trabas y demoras legislativas.

Del lado de La Cámpora, la lectura es inversa. Consideran que Kicillof buscó “jubilar” a Cristina cuando pidió “nuevas canciones”, recuerdan su negativa a respaldarla en la interna por la presidencia del PJ y precisan que su entorno militó avales para el gobernador riojano, Ricardo Quintela, entonces rival interno de la dirigente. Además, remarcan que ahora critica el “dedo” de CFK que lo catapultó al poder, aunque en su momento lo aceptó sin objeciones. Y, sobre todo, subrayan que “los votos en el PJ son de Cristina y la conducción también”.

Movimiento propio y pulseada por el poder

El lanzamiento del Movimiento Derecho al Futuro (MDF), previsto para este sábado 24 de mayo en La Plata, confirma la decisión de Kicillof de construir un espacio propio dentro del peronismo bonaerense. Con el respaldo de más de 40 intendentes, gremios, organizaciones sociales, artistas e intelectuales, el gobernador busca ganar volumen territorial, consolidarse como jefe político en la provincia y proyectar su liderazgo hacia 2027.

En el MDF exigen representación en la mesa de decisiones y afirman que no aceptará un esquema en el que el kirchnerismo vuelva a cerrar las nóminas sin su participación, como ocurrió en los últimos años. En ese sentido, un miembro del Gabinete explica: «Axel fue electo gobernador dos veces y sostiene una gestión con un presidente que no para de bombardear a los bonaerenses con recortes inhumanos. Como mínimo, tiene que estar en la mesa de decisiones». Plantean que no puede tratarse al gobernador como un “actor secundario” del armado provincial e indican que debe consolidarse como jefe político bonaerense.

Desde el cristinismo, en tanto, buscan conservar el control de la lapicera. Apuestan a que Cristina encabece la lista de diputados provinciales por la Tercera Sección, el corazón del conurbano, aunque algunos no descartan que pueda postularse como diputada nacional tras el fracaso del proyecto de “Ficha Limpia”.

Reelecciones, internas legislativas y gestos de distensión

El conflicto también se refleja en la Legislatura. En diciembre, la interna dejó sin Presupuesto 2025 a la provincia. Y más tarde, la rispidez se agudizó con la dilación para sancionar la ley que suspendió las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO). Desde el kicillofismo leyeron esa demora como una maniobra del cristinismo para forzar una jugada que impidiera al gobernador avanzar con la idea de un desdoblamiento electoral. 

Luego el kirchnerismo se alió con la oposición para avanzar con una condonación de deudas a municipios que el Ejecutivo terminó neutralizando con un proyecto propio.

Uno de los capítulos más sensibles es el debate sobre las reelecciones. Si bien hay consenso para eliminar el límite a una sola reelección para legisladores y concejales, el futuro de los jefes comunales genera divisiones. Mientras Kicillof impulsa avanzar con la modificación también para los intendentes, Cristina prefiere postergar ese tramo del debate.

Así quedó en evidencia en una reunión reciente entre CFK y ocho jefes comunales —cuatro del riñón del gobernador y cuatro referenciados en la ex presidenta— en el Instituto Patria. Allí, el sector de Kicillof planteó avanzar también con los intendentes, mientras que Cristina sugirió demorar ese punto. La iniciativa para derogar los topes ya fue presentada en el Senado bonaerense y el oficialismo pretende tratarla antes del cierre de listas, previsto para el 19 de julio.

Sin embargo, los intendentes cercanos a Kicillof reclamaron incluir en la reforma a los jefes comunales, que actualmente no pueden volver a postularse después de 2027 si ya fueron reelectos. Argumentan que, con una negociación política más firme, se pueden reunir los votos necesarios. Esa posición tiene el respaldo explícito del propio Kicillof, que según fuentes cercanas considera que “hay que avanzar con todo ahora”.

Un actor clave en esta pulseada es el Frente Renovador. Aunque no participó del encuentro, esa fuerza –con 10 diputados y una senadora– podría habilitar el tratamiento del proyecto para legisladores, pero no estaría dispuesta a hacer lo mismo con los intendentes. Esa diferencia explica la cautela de Cristina, que prefiere asegurar lo que tiene garantizado y evitar una derrota parlamentaria.

Con todo, en los últimos días hubo señales de acercamiento: en la Legislatura, el kirchnerismo postergó proyectos que generaban fricciones y acompañó modificaciones de los plazos electorales que pedía el Ejecutivo, mientras el gobernador salió públicamente en defensa de Cristina Fernández –denunciando en Radio 10 un “claro intento de proscripción” antes de la fallida sesión de “Ficha Limpia”– y su ministro de Gobierno, Carlos Bianco, calificó de “lawfare” los embates judiciales contra la expresidenta.

Sin embargo, en Casa de Gobierno reconocen que la verdadera señal de unidad aún no llegó. “El día que Cristina convoque a Axel a una reunión, se hará. Pero mientras eso no ocurra, hablar de unidad es solo una expresión de deseo”, advierten desde el entorno del gobernador.

Con Javier Milei capitalizando la fragmentación opositora y avanzando en el Congreso, y ante la posibilidad certera de una alianza entre LLA y el PRO en territorio bonaerense, la dirigencia peronista sabe que no hay margen para seguir apostando a las diferencias. A dos meses del cierre de listas, la incógnita sobre la unidad sigue abierta. Pero, si algo dejó en claro la experiencia reciente es que el peronismo dividido, pierde.