En Argentina, el consumo de alimentos ultraprocesados crece año a año y preocupa a especialistas en nutrición. Estos productos, diseñados para ser irresistibles y de larga duración, pueden generar problemas de salud tanto en adolescentes como en adultos. Cómo identificarlos y qué tips seguir para reducir su consumo diario.
La vida acelerada, la facilidad de acceso y las campañas de marketing hacen que los alimentos ultraprocesados formen parte habitual de la dieta de los argentinos. Galletitas dulces y saladas, bebidas azucaradas, snacks, golosinas, hamburguesas industriales, comidas listas para calentar: todos tienen en común una fórmula creada para maximizar el sabor, el antojo y la duración en góndola. Sin embargo, su alto contenido en azúcares, grasas saturadas, sodio y aditivos plantea serios riesgos para la salud.
¿Qué problemas genera el consumo habitual de ultraprocesados?
Múltiples estudios vinculan el consumo frecuente de ultraprocesados con:
- Mayor riesgo de obesidad, hipertensión, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
- Alteraciones metabólicas y digestivas.
- En adolescentes, aumento de trastornos como la ansiedad, el insomnio y los problemas de concentración.
- Posible relación con ciertos tipos de cáncer, según investigaciones recientes de organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS).
«La ingesta de ultraprocesados desplaza el consumo de alimentos frescos, lo que contribuye a un perfil nutricional pobre en fibras, vitaminas y minerales esenciales», explica la Licenciada en Nutrición Mariana Ardiles, especialista en alimentación saludable.
¿Cómo identificarlos?
Un truco sencillo: si en la lista de ingredientes de un producto encontrás muchos nombres que no reconocerías en tu cocina —como conservantes, edulcorantes, colorantes o potenciadores de sabor— es probable que sea un ultraprocesado. Además, suelen tener envases coloridos, personajes animados o claims como «bajo en grasas» o «fuente de energía» para llamar la atención.
Tips para adolescentes y adultos que quieran reducir su consumo
Para adolescentes:
- Optar por snacks naturales: frutas frescas, frutos secos sin sal, yogur natural, barritas caseras de avena.
- Elegir bebidas naturales: reemplazar gaseosas por agua saborizada con rodajas de frutas o limonadas caseras.
- Cocinar de manera simple: preparar hamburguesas caseras o pizzas con ingredientes frescos puede ser divertido y rápido.
- Leer etiquetas: cuanto menos ingredientes tenga un producto, mejor.
Para adultos:
- Planificar compras y comidas: llevar una lista al supermercado y evitar el «picoteo» impulsivo.
- Apostar a lo casero: priorizar comidas simples hechas en casa, como guisos, ensaladas, tartas o sándwiches naturales.
- Organizar viandas saludables: especialmente en el trabajo o en estudios, para no depender de la oferta de ultraprocesados.
- Educar con el ejemplo: en casa, mostrar que elegir alimentos frescos también es una forma de autocuidado.