Desde que el ser humano viajó al espacio, sus comidas no han sido nada del otro mundo. Pero eso podría cambiar después de que un chef con estrellas Michelin se asoció con la startup de Florida, Space Perspective, para llevar la alta cocina a nuestra atmósfera superior a finales de 2025.
Seis invitados ascenderán a bordo de la nave espacial Neptune hacia la estratosfera, donde disfrutarán de una experiencia gastronómica inmersiva servida por el chef danés con estrellas Michelin, Rasmus Munk.
Munk, de 33 años, viajará con los invitados y servirá la comida desde una pequeña cocina. Comentó que su menú estará inspirado en el impacto de la innovación espacial.
“Queremos contar historias a través de la comida”, señaló Munk. “Queremos hablar y destacar algunas de las investigaciones que se han realizado durante los últimos 60 años”.
“Creo que eso tendrá un impacto aún más fuerte cuando estés allá arriba y mires hacia abajo”, agregó Munk, que volará con los seis compradores de boletos.
Spaceship Neptune es más un globo que un cohete. La compañía indicó que su cápsula presurizada, unida a un globo, se elevará a una altitud de aproximadamente 30.480 metros (100.000 pies) sobre el nivel del mar, donde los invitados cenarán mientras observan el amanecer sobre la curvatura de la Tierra.
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Los organizadores están prometiendo que se trata de una experiencia fuera de este mundo para aquellos con apetito por la aventura. Pero tal menú astronómico viene con un precio igualmente astronómico: 495.000 dólares por boleto.
Los organizadores dijeron que el viaje durará seis horas y que aún están en conversaciones con posibles participantes.
Esta experiencia es una de las últimas ofertas de empresas privadas que incluyen a Blue Origin, Virgin Galactic y SpaceX.
El vuelo no alcanzará técnicamente el “espacio” —Spaceship Neptune ascenderá a alrededor de 30 kilómetros (19 millas), muy por debajo de la línea de Kármán, el límite que separa la atmósfera terrestre y el espacio exterior, que está a unos 100 kilómetros (62 millas) de la Tierra.
Se espera que el menú de Munk sea muy diferente de las comidas consumidas por astronautas pasados y presentes.
El primer hombre en el espacio, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin, exprimió pasta de carne y hígado en su boca desde un tubo de aluminio.
Para ahorrar peso, los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional suelen comer platos empaquetados en recipientes rehidratables, como sopas y guisos.
Ha habido algunas excepciones. En 2006, el gran chef francés Alain Ducasse creó alimentos gourmet especiales que podrían utilizarse para comidas de celebración a bordo de la Estación Espacial Internacional. Los platos enlatados incluían ingredientes típicos del Mediterráneo, como aceitunas, tomates, codornices y pez espada.
Aunque Munk está siendo misterioso sobre su menú, comentó que planea incorporar estrellas que brillan en la oscuridad hechas de aerogel y proteína de medusa.
“También estamos trabajando en una pieza comestible de basura espacial de un satélite”, dijo.
“Y luego, queremos hablar de algunas de las cosas que ocurren en el planeta… desde la deforestación hasta el aumento de las temperaturas y la basura en nuestros mares”, añadió.
El restaurante Alchemist de Munk en Copenhague, la capital danesa, ostenta dos estrellas Michelin desde 2020, y el año pasado fue clasificado como el quinto mejor restaurante del mundo.
Los comensales degustan un menú de 50 “impresiones” comestibles, y la experiencia va acompañada de actuaciones e instalaciones, todo ambientado en la propia arquitectura del restaurante: un antiguo taller de construcción de escenarios teatrales en Copenhague.
En el centro del restaurante hay una gran cúpula planetaria, donde los comensales comen rodeados de proyecciones de la Tierra vista desde el espacio, de océanos, de bosques e incluso de un corazón latiendo.
“Creo que la alta cocina, en general, está cambiando mucho”, dijo Munk. “Y creo que, en el futuro, el comensal exigirá más una experiencia”.
Rasmus Palsgaard, escritor culinario y crítico de vinos danés, señaló que la gastronomía se está convirtiendo más en una experiencia, y menos en lo que hay en el plato.
“Cada vez son más las personas adineradas o las grandes empresas que desean crear algo especial que sea algo más que una comida”, comentó. “Se trata de mucho más que la comida que se sirve frente a ti”.