Si en su primera novela “Comiendo con miedo” Elisabeth Karin narraba en primera persona su lucha contra la anorexia, ahora se mete de lleno en los trastornos alimentarios y problemas de salud mental de los más pequeños con “Un monstruo no me deja comer”, una voz de alarma para un problema infantil cada vez más frecuente.
El libro, recomendado para niños a partir de los tres años, cuenta la historia de dos amigas, Lis y Viv, que reciben la visita de un monstruo que intenta demostrarles que dejar de comer es la solución a su tristeza y la comida la causa de todos sus problemas.
Bajo esa premisa, Karin (Madrid, 1995) analiza con un dibujo colorista y lleno de fantasía una historia con la que pretende alertar sobre el Teria, un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) que afecta en edad muy temprana y consiste en rechazar ciertos alimentos por su sabor, olor, textura o hacerlo por las consecuencias emocionales o físicas de comerlos.
“Este problema que afecta a los niños es real, existe”
“Este problema que afecta a los niños es real, existe. No se relaciona tanto con algo evidente como la pérdida de peso, pero sí que puede derivar a otros TCA más conocidos como pueden ser la anorexia o la bulimia”, ha destacado la autora en una entrevista con EFE.
“Un monstruo no me deja comer” (Norma Editorial) nace como respuesta a los lectores de su exitoso primer libro, que pedían una novela con la que los niños pudieran entender la gravedad y combatir este tipo de trastornos, cada vez más habituales en menores de doce años.
“Es tanto para padres como para niños. Mi idea es que sea una primera toma de contacto con los más pequeños y poder facilitar este diálogo entre padres o profesores con los pequeños y tener conciencia de que esto existe desde pequeñitos”, ha advertido.
La pandemia silenciosa
En su libro intenta llevar a un lenguaje para niños la idea de los trastornos como “amigos tóxicos que a primera vista parece que te quieren ayudar pero su solución para salvarte de esas emociones incómodas es algo malo como no comer”, ha añadido.
Para ello, Karin se vale de una serpiente sibilina como la gran amenaza de su novela, en la que las dos protagonistas disfrutan cocinando un gran pastel de colores que es el desencadenante de un conflicto con final feliz y en el que las chicas demuestran ser más fuertes que los monstruos.
“Está siendo como una especie de pandemia silenciosa. Los casos de TCA no paran de subir y no se les da la importancia que merecen. No se profundiza, quizás porque son trastornos muy complejos. Pero realmente no se está haciendo nada para entender la gravedad del asunto. Se sigue creyendo que es una moda, algo que sólo afecta a las chicas jóvenes que quieren adelgazar, pero va mucho más allá”, ha asegurado.
La dictadura del físico
“Los niños actúan según lo que ven. Las redes sociales y las imágenes que consumimos al día. Publicidad de dietas, ven gente delgada, les dicen cómo tenemos que comer, cómo no tenemos que comer y se les meten ideas de forma inconsciente”, ha detallado la autora.
“Frases como ‘qué guapa estás’, ‘has adelgazado’, ‘si adelgazaras estarías más guapa’… Todo eso sigue muy presente y creo que todos tenemos el poder de ir cambiando estos diálogos”, ha afirmado.
Después de esta incursión en la literatura infantil, Karin volverá el año que viene con una novela gráfica para público juvenil con la que mantendrá su cruzada por visibilizar los trastornos de la alimentación: “Está enfocado en el mismo mundo pero desde otra perspectiva. Creo que es necesario”, ha concluido.