Dos palacios a orillas del Río de La Plata que pertenecieron al empresario y masón uruguayo Francisco Piria son el territorio que permea lo fotográfico en «Cruces en el Río de la Plata», una muestra de la artista visual platense Paula Toto Blake que se exhibe en la Fototeca Latinoamericana (FOLA) del barrio de Palermo hasta el 12 de septiembre.

Con curaduría de la docente e investigadora Carina Cagnolo (Córdoba), la exposición es producto de un proyecto que inició en 2019 Toto Blake (La Plata, 1972) para establecer un diálogo desde su línea de trabajo donde toma «lo doméstico, la casa como metáfora para hablar de temas autobiográficos o sociopolíticos que me interesan o me atraviesan», explica a Télam.

«En el caso de ‘Cruces sobre el Río de La Plata’ vuelvo a mirar mi ciudad, La Plata, desde una mirada bastante nostálgica sobre mi infancia. Tuve la intención de ir a buscar una casa chiquita de fin de semana que tenía mi familia en Punta Lara, cerca de la ciudad de La Plata, donde nací, cerca del río», dice.

Como en otras de sus investigaciones tal como «La casa simbólica» -desarrollada después de la trágica inundación de La Plata en 2013-, toma como objeto edificaciones fundacionales de La Plata y Montevideo, donde ambas ciudades son un exponente situado en paralelo y hermanado con esa idea utópica «de progreso regional» del siglo XX, propiciado por Piria, explica la curadora.

La artista continúa en esta muestra sus indagaciones previas sobre aspectos simbólicos relacionados con el hogar y el mundo privado como espacio físico real y también metafórico, que entrecruza biografías, historias comunes y política.

Toto Blake toma las dos construcciones que fueron casas del empresario y político para su trabajo: el Palacio Piria de Montevideo -con símbolos masónicos y esotéricos en su interior-, patrimonio histórico y sede de la Suprema Corte de Justicia de Uruguay, y las ruinas del Palacio de Punta Lara, cercano a la ciudad de La Plata.

Cerca de lo que queda de esa casa familiar, a tres cuadras, están los restos del Palacio Piria, un edificio al que la artista había pintado en «un cuadrito al óleo» a los diez años.

«Tuve el deseo de ver en qué estado estaba actualmente ese palacio, así que fui con la cámara (acompañada de su familia)», y prosigue «mi intención era retratar este espacio de interior, en qué estado estaba y ver justamente estás paredes de colores donde habían habitado personas, donde había habitado Piria, y entonces empecé a investigar sobre los orígenes y la historia de este edificio», explica.

Por otro lado, en su interés por la casa confluye la noción de palimpsesto, «de capa sobre capa de color», que la artista trabaja con la idea de que en «cada color hubo una historia de vida».

La muestra gira en torno a las visiones del uruguayo Francisco Piria (1847-1933) -alquimista y masón, fundador del Balneario Piriápolis, el Hotel Argentino, el más grande de su época- y la trama cultural edilicia moderna que se teje entre Argentina y Uruguay, entre ambas costas, y su devenir.

Piria compró la propiedad en 1925 «con la intención de generar un balneario en toda la zona de Punta Lara como un lugar pujante», para lo cual hizo construir otro edificio similar del lado uruguayo.

«Él quería juntar, unir este diálogo de dos costas, dos riberas, hermanadas y nombrarlo como la costa dorada del Río de La Plata. Esto no pudo ser, no prosperó y lo que hizo fue donar el edificio de Punta Lara como casa del gobernador al gobierno provincial. Y luego fue utilizado como orfanato», relata.

Pensada antes de la pandemia, la cuarentena modificó sus planes de trabajo ante la imposibilidad de cruzar a Montevideo, por lo cual la artista trabajó con sus propios registros y los archivos digitales del Banco de Archivos Históricos de Uruguay.

En el proyecto trabaja con fotografías de toma directa del lugar y las modifica de diferentes maneras: las rasga, martilla, utiliza materiales industriales como el durlock, las agrede, las corta, «volviéndola cuerpo».

Toto Blake utiliza el fragmento y el montaje fotográfico como operaciones simbólicas de esta oposición, con imágenes de abandono del edificio del lado argentino.

«También hay piezas que recojo de la calle con historia, pedazos de durlock, pedazos de parquet, vidrios martillados, mármoles, todos elementos que remiten a la casa, lo constructivo, a la arquitectura y generando instalaciones», referencia.

En la exhibición hay otras piezas en blanco y negro como libros: «el plano de Montevideo, con planos históricos superpuestos» en capas, que dialoga con el de «la ciudad de La Plata con sus diagonales con una construcción masónica del compás y la escuadra», describe.

«Es una obra que habla justamente de estás capas y estas diferentes miradas que hemos logrado a partir de la pandemia. La cuarentena nos ha vuelto a encerrar en nuestras casas, por eso este proyecto toma sentido. La casa se vuelve el centro de la experiencia, y nos hace mirarnos para adentro, reformularnos y cambiar nuestras prioridades, y todo aquello que no es imprescindible se va», indica.

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«Es como si las pieles nos dejaran y vamos a un lugar más esencial, tomando esta visión de Piria que era un místico, y estos cruces», acota la artista.

También explica: «Puse mucho el cuerpo, tuve esa necesidad ante el cansancio de tanta mediatización de las pantallas. Tuve esa necesidad de volver a lo matérico y a lo corpóreo».

Como rasgo del trabajo de la artista, Cagnolo destaca: «La imagen fotográfica es resultado de una exhaustiva investigación sobre contextos e historias específicos. La indagación y la compilación de material de archivo se conjugan con el interés por el registro de imágenes del presente».

La artista propone, a partir de superar los obstáculos para concretar la exhibición, «mirar nuestra historia para construirla», y agrega tal como en «este diálogo de estos dos edificios hermanados pero con distintas realidades, miremos nuestra cultura para poder reconstruirla y tomemos de Piria su pujanza, su luminosidad y su deseo para reconstruir nuestro porvenir».

Toto Blake estudió Artes Plásticas en la Universidad Nacional de La Plata y realizó estudios de perfeccionamiento con Eduardo Medici, Sergio Bazán, Gumier Maier, Mónica Girón, Jorge López Anaya, algunas residencias, y realizó numerosas exposiciones individuales y colectivas en Argentina y en el exterior. Entre las muestras individuales se destaca La casa simbólica (2019) en Chile y en Córdoba; Fragilidad (2013), Instalación Carnívora´(2012) en el Malba, La casa como amenaza (2010), Bunker (2001), entre otras.

En paralelo a esta exhibición la Fundación tiene también «Color work» de Vivian Maier y «Lo que pasa» de Juan Hitters.

Se pueden visitar hasta el 12 de septiembre en Godoy Cruz 2626 (Ciudad de Buenos Aires) con reserva de turno previo.