Whatsapp «no es una herramienta para hacer política», describió hoy Victoria Grand, vicepresidenta del servicio de mensajería, quien recordó que la aplicación no es una plataforma de difusión de contenidos ideológicos sino una de comunicación interpersonal, y detalló las medidas que la empresa tomó recientemente para limitar la viralización de los mensajes.
Durante una mesa redonda en el barrio porteño de Retiro, la ejecutiva destacó que «Whatsapp no provee servicios pagos ni apoya a ningún partido ni campaña política», una suerte de respuesta a versiones de prensa que la semana pasada vincularon a la empresa (propiedad de Facebook) con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
La directiva explicó que la Ciudad de Buenos Aires participa de una experiencia piloto que le habilita el acceso a una herramienta de envío masivo de mensajes «para informar sobre servicios municipales», aunque aclaró que un equipo de la empresa revisa el contenido de esos mensajes antes de que sean enviados.
Ante la anunciada voluntad de algunos partidos por convertir a Whatsapp en una herramienta clave en la campaña electoral y tras la experiencia de Brasil, donde se invirtieron millones de dólares en el envío masivo de mensajes difamatorios, la compañía decidió explicar los usos posibles de la herramienta.
«Trabajamos mucho en la lucha contra la desinformación», algo que para la empresa es «especialmente importante en el contexto electoral», destacó Grand, y recordó que en lo que va del año este mismo tema se desarrolló en la India, España, Indonesia y en las parlamentarias de la Unión Europea.
«Estamos muy atentos a impedir cualquier tipo de abuso» que pueda suceder dentro de la plataforma, continuó, y destacó entre las medidas adoptadas un acuerdo alcanzado con la Comisión Nacional Electoral para bloquear cuentas que violen las políticas de uso del servicio, como el envío masivo de mensajes automatizados.
Grand repasó una serie de características, algunas adoptadas tras la experiencia brasileña, que harán que el uso de la aplicación para difundir mensajes durante la campaña deba ser artesanal (no automatizado) o encontrar la manera de gambetear los sistemas de inteligencia artificial que revisan los comportamientos de las cuentas para detectar y bloquear aquellas que violan las normas.
A diferencia de redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter, Whatsapp no es una plataforma para publicar online sino un sistema de comunicación encriptada de extremo a extremo, en el que el 90% de las comunicaciones se realizan entre dos personas y donde el promedio de los grupos tiene menos de 10 miembros.
«En un sistema encriptado no podemos ver el contenido» de los mensajes, precisó Grand, «por eso nuestros esfuerzos se enfocan en prevenir el abuso y cambiar el comportamiento» de los usuarios.
Esto se logra mediante sistemas de aprendizaje automático (inteligencia artificial) que detectan «patrones de comportamiento abusivo» tanto en el momento en el que una cuenta se registra -con un número de teléfono-, así como a la hora del envío de mensajes y en los reportes que otros usuarios hacen de una cuenta en particular.
El resultado es el bloqueo de dos millones de cuentas por mes, a nivel global.
También se actúa mediante la disuasión: «A las compañías que ofrecen en la web servicios de envíos masivos de mensajes les mandamos cartas de intimación de cese», contó Granda.
Desde diciembre, esos avisos cambiarán por acciones legales.
Desde las elecciones en Brasil se implementaron cambios, como bajar de 20 a 5 el límite de personas a las que se les puede reenviar un mensaje, una medida que «redujo un 25% el reenvío de mensajes en el mundo» y que en números supone 1.000 millones de mensajes menos por día.
La empresa también adoptó la etiqueta de reenvío (la leyenda «Reenviado») a los mensajes que no son originales, se subió a propuestas de chequeo de noticias como Reverso (el consorcio de más de 100 medios que se armó en el país para combatir las noticias falsas) y otorgó un millón de dólares en becas de investigación sobre el tema.
En las próximas semanas lanzará una nueva herramienta, los Permisos de grupos, con la que las personas podrán determinar quién puede incluirlas en un grupo sin previo aviso: todos, sus contactos o nadie.