El planeta necesita urgentemente una transición a una economía verde porque la contaminación por combustibles fósiles corre el riesgo de empujar a la Tierra a un estado de «invernadero» irreversible y peligroso, según ha advertido un equipo de expertos.
Si el hielo polar continúa derritiéndose, los bosques se reducen y los gases de efecto invernadero se elevan a nuevos niveles, como ocurre actualmente cada año, la Tierra pasará por un punto de inflexión.
Un equipo internacional de científicos ha publicado un estudio en la revista Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS) que demuestra que incluso si se cumplen las reducciones de emisiones de carbono exigidas en el Acuerdo de París, existe el riesgo de que la Tierra entre en lo que los científicos llaman estado de «Tierra Invernadero». El clima de esta «Tierra de invernadero» se estabilizará a largo plazo a un promedio global de 4-5 °C más alto a las temperaturas preindustriales con un nivel del mar 10-60 metros más alto que hoy en día. Los autores concluyen que es muy urgente acelerar la transición hacia una economía mundial libre de emisiones.
«Las emisiones humanas de gases de efecto invernadero no son el único factor determinante de la temperatura en la Tierra. Nuestro estudio sugiere que el calentamiento global inducido por el hombre -de 2 ° C- puede desencadenar otros procesos, a menudo llamados «retroalimentaciones», que pueden generar un mayor calentamiento si no dejamos de emitir gases de efecto invernadero. Evitar este escenario requiere una redirección de las acciones humanas desde la explotación hasta la administración del sistema de la Tierra», comenta Will Steffen de la Australian National University y Stockholm Resilience Center y líder del trabajo.
Una cascada de hielo derretido, mares templados, corrientes cambiantes y bosques moribundos podrían hacer que la Tierra se convirtiese en un «invernadero» donde los esfuerzos humanos para reducir las emisiones serían cada vez más inútiles.
Esta sombría perspectiva está esbozada en dicho trabajo, que considera las consecuencias combinadas de 10 procesos de cambio climático, incluida la liberación de metano atrapado en el permafrost de Siberia y el impacto de la fusión del hielo de Groenlandia en la Antártida.
Los autores subrayan que este camino «casi con seguridad inundaría los ambientes deltaicos, aumentaría el riesgo de daños por las tormentas costeras y eliminaría los arrecifes de coral (y todos los beneficios que brindan a las sociedades) para finales de este siglo o antes».
«Espero que estemos equivocados, pero como científicos tenemos la responsabilidad de explorar si esto es real. Necesitamos saberlo ahora», explica Johan Rockström, director ejecutivo del Stockholm Resilience Center y coautor del estudio.
Estudios previos han demostrado que el debilitamiento de los sumideros de carbono agregará 0,25ºC, la extinción del bosque añadirá 0,11ºC, el descongelamiento por permafrost sumará 0,9ºC y el aumento de la respiración bacteriana agregará 0.02ºC.
Rockström dice que hay enormes lagunas en los datos y el conocimiento sobre cómo un proceso puede amplificar otro. Al contrario de la teoría de Gaia, que sugiere que la Tierra tiene una tendencia a la auto corrección, dice que las retroalimentaciones podrían llevar al planeta a un estado más extremo.
Como ejemplo, los autores dicen que la pérdida de hielo de Groenlandia podría alterar la corriente oceánica de la Corriente del Golfo, lo que elevaría los niveles del mar y acumularía calor en el Océano Austral, lo que a su vez aceleraría la pérdida de hielo de la Antártida oriental.
Actualmente, las temperaturas promedio mundiales están alrededor de 1ºC por encima de los niveles preindustriales y aumentan a 0,17ºC por década. El acuerdo climático de París estableció acciones para mantener el calentamiento limitado a 1.5C-2C a finales de siglo, pero los científicos advierten que podría ser necesaria una acción más drástica.
«La ola de calor que tenemos ahora en Europa no es algo que se espere con solo 1ºC de calentamiento», dice Rockström. «Varios ciclos de retroalimentación positiva ya están en funcionamiento, pero aún son débiles. Necesitamos más estudios para mostrar cuándo podrían causar un efecto de escape».