En sólo 17 años, el turismo en el mundo aumentó un 50%, de los 657 millones en 2000 a 1.322 millones el año pasado -muy lejos de los apenas 25 millones de 1950, el 1% de la población mundial-, y las proyecciones para el 2020 son de 1.560 millones, el 20% de la población del planeta, según la Organización Mundial del Turismo (OMT), situación que ha llevado a los expertos a bautizar a esta época como «La Era del Viaje».
«Estamos viviendo lo que se llama la «Era del Viaje» y nada lo va a detener. El ultimo año hubo más de 1.300 millones de turistas que cruzaron fronteras solo en un año, es decir, 1 de cada 6 habitantes del mundo. Podemos ver que el crecimiento es tremendo si los comparamos con los años anteriores. El turismo no es una opción, es un destino», dijo a Télam el ex secretario General de la OMT, Taleb Rifai.
Esta nueva categoría que se aplica al ser humano de hoy, que ha sido bautizado por académicos, estudiosos y profesionales de distintas disciplinas, en especial las relacionadas directamente con el turismo, también ha recibido una nueva calificación: «Homo Mobilis», el hombre que se mueve, con todas las implicancias sociales, políticas y económicas que conlleva, positivas y negativas.
Michel Durrieu, quien fuera desde 2014 el Director de Turismo del Ministerio de Asuntos Exteriores y Representante Permanente de Francia ante la Organización Mundial del Turismo. -en la actualidad se desempeña como director General del Comité Regional de Turismo de Nueva Aquitania-, tiene una particular mirada sobre esta nueva situación.
«El turismo es la solución a nivel mundial que permite a los países comunicar de forma permanente y a los pueblos de vivir juntos. El viajar cambia filosóficamente al hombre. Siempre ha sido el caso. Colón lo ha cambiado al descubrir lo que hoy es América; los romanos cuando se desplazaban era para conquistar, pero también para conocer; y los vikingos en Europa lo cambiaron todo», ejemplificó.
De visita en Argentina, Durrieu -que se expresa en un perfecto castellano-, explicó que ahora esa «conquista» se hace de forma pacífica y es «intelectual» porque -argumentó-, «no es una conquista del territorio, sino para adquirir el conocimiento, la cultura y la historia del otro para poder trabajarla y cambiarse a sí mismos».
«Si miramos los viajeros en toda la historia son los que han cambiado el ser humano. Ahora, lo que si es verdad, el turismo y los viajes permiten adquirir mucho mas rápidamente el conocimiento del otro que antes, y es algo que lo vemos constatemente», precisó.
El especialista francés, junto al político Laurent Fabius, lanzó el plan para hacer de Francia el líder mundial en turismo con el objetivo de aumentar para el 2020 de 83 a 100 millones de turistas en el país galo.
Crearon así la Junta de Promoción Turística, con la mira puesta en desarrollar un sector que representa el 8% del PIB del país, y genera dos millones de empleos.
«Estamos en una sociedad en la cual el turista está tomando un nuevo poder, y en tal sentido es bueno recordar las palabras del primer ministro chino durante el G20 que permite ver que hasta grande potencias como China, está tomando el pulso de la importancia del turismo, no sólo a nivel económico sino a nivel político», aseguró.
Sin embargo, la masiva afluencia de turistas también produjo tensiones en distintas ciudades, sobre todo europeas, donde los residentes locales comenzaron a protestar por el alto costo en las viviendas -las plataformas de alquileres temporarios expulsaron de sus barrios a gran cantidad de vecinos que no pueden afrontar lo elevados alquileres- y la pérdida de identidad, cuestiones que fueron aprovechadas por organizaciones políticas.
Durrieu es muy duro en este punto: «el único objetivo que tienen es cerrar sus países y el mundo a la posibilidad de intercambio que lleva el turismo, por eso lo atacan».
«Detrás de esos argumentos -agregó- vemos esta agresividad de los que se quieren cerrar fronteras, guardar sus productos, levantar muros, y que habitualmente acaban dentro de su discurso hablando en contra del turismo porque saben que es la única respuesta global que puede contestar a este populismo, a este nacionalismo duro».
Como respuesta a estos intentos, el especialista francés señaló que lo importante es «sensibilizar de forma permanente a la población, explicar los beneficios, lo que no hay hacer y trabajar muy bien este posicionamiento».
La solución es compartida tanto por Durrieu, como por el ex secretario General de la OMT, Taleb Rifai, y el actual hombre fuerte de ese organismo internacional, Zurav Pololikashvili.
«Cuando se habla de hechos como los descritos, en realidad lo que se ve es un desmanejo y malas prácticas en cuanto a la sostenibilidad y en cuanto a los lugares que reciben a los turistas», explicó Rifai.
«El problema -añadió-, no es el crecimiento. No hay que tenerle miedo al crecimiento, sino que hay que tener un buen manejo de esas multitudes de turistas que suelen visitar ciertos lugares. Hay que tener prácticas de un manejo sostenible que hagan que los turistas vayan visitando distintos lugares, y no el mismo lugar en el mismo tiempo».
En esa línea, planificación y gestión de flujos son los términos que más se empiezan a escuchar en los foros de turismo con el fin de no entorpecer su crecimiento y que el mismo sea sin impacto negativo sobre el entorno natural y la población.
Conscientes de que seguirá un crecimiento fuerte de la actividad, especialistas como Durrieu y Rifai coincidieron en que «es el momento de pensar en nuestro turismo del futuro y es el momento de pensar estos flujos».