La primera sesión ordinaria del año en la Cámara de Diputados dejó en evidencia que la reunificación del peronismo no será tarea sencilla y que la superioridad numérica de legisladores de extracción justicialista por sí sola no alcanza para contrarrestar la fuerza de Cambiemos y sus aliados.
La sesión del miércoles, que terminó en polémica con el kirchnerismo y el massismo reclamando en minoría por el tratamiento del proyecto de derogación del DNU presidencial sobre desburocratización del Estado, parece ser solo un anticipo de lo que se verá durante este año en la Cámara baja.
A diferencia de renovadores y K, los diputados dialoguistas comenzaron a hacer sentir su peso a la hora de definir la suerte de los proyectos, y acompañaron a Cambiemos en la aprobación de los tres proyectos de desburocratización del Estado, no sin antes obligarlos a eliminar algunos puntos del texto original, como la posibilidad de embargar las cuentas sueldo.
«Lo que el Frente para la Victoria y el Frente Renovador no entienden es que ahora los árbitros de las votaciones somos nosotros», se jactaba uno de los líderes del interbloque Argentina Federal, que desde diciembre, con sus 34 miembros, es la fuerza que determina el resultado de la mayoría de las votaciones.
«Están en el proceso de duelo de ya no tener el peso para negociar con el oficialismo, y por eso hacen catarsis en el recinto», apuntó en diálogo con Télam el diputado, cuya referencia es un gobernador provincial.
Desde el massismo y el kirchnerismo anticipan que ya nada será igual luego de la sesión del miércoles; un dato importante teniendo en cuenta que ese día fue el Frente Renovador el que –a primera hora de la tarde y antes del escándalo- le había dado la llave al oficialismo para avanzar con la sesión.
«No nos importa que nos digan que votamos cosas juntas con el FPV, no nos van a correr toda la vida con eso; en política hay que evolucionar, y estamos en ese proceso», remarcó a Télam una de las principales figuras de la bancada referenciada en el liderazgo de Sergio Massa.
De hecho, la bancada del Frente Renovador respaldó al FPV-PJ en su pedido para alterar el temario con el fin de tratar primero el rechazo al DNU y luego los tres proyectos de ley; pero perdieron la votación.
En ese sentido, agregó: «Si son proyectos que le ponen un freno al gobierno cuando pretende avanzar en conquistas de los sectores más vulnerables, estaremos votando junto con quien coincida con nuestras posturas, independientemente de que algunas cosas que hayan hecho en el pasado no nos gusten».
En Diputados, los que se ilusionan con la reunificación del PJ, suman a los diputados de extracción peronista que integran la Cámara y se entusiasman con que puedan confluir en algún proyecto específico, «del volumen de una reforma previsional de fondo, una reforma laboral o lo que fue la ley anti-despidos», ejemplifican.
Los 65 kirchneristas; al menos 30 de Argentina Federal, unos 15 del massismo, los 4 del Movimiento Evita, los 4 del PJ puntano, 3 peronistas con monobloques y 2 catamarqueños, son los diputados cuyo faro político es el Movimiento Nacional Justicialista.
Sumados a otros 4 de Argentina Federal, a los cinco massistas que no se consideran peronistas y a los 6 integrantes del mix de fuerzas políticas que gobiernan Santiago del Estero, superarían los 130 diputados que forman el quórum y la mayoría simple para aprobar proyectos.
Con esta lista como base, y con esos números sobre la mesa, se había ilusionado el titular de la bancada kirchnerista Agustín Rossi en enero, cuando sacaba cuentas para rechazar el polémico DNU y sumaba en base a los enojos de la mayoría del arco opositor.
El ánimo dialoguista del ‘peronismo de los gobernadores’ y la flaqueza de la Cumbre de San Luis de hace una semana, fueron dos factores que hicieron bajar las expectativas del kirchnerismo.
A esa situación se sumó, luego de la sesión, otra deslucida reunión del peronismo en la sede del PJ nacional.
Así, el PJ, que desde el recambio legislativo del 10 de diciembre y en los fríos números aparece con supremacía sobre el resto de las bancadas, no puede contrarrestar la fuerza de Cambiemos y sus aliados.
El interbloque que preside Mario Negri cuenta con 108 diputados propios; y facilidad para sumar las adhesiones de los 4 del espacio de Martín Lousteau, de algunos de los 6 integrantes del oficialismo santiagueño, de la neuquina del MPN y de dos peronistas catamarqueños, con lo que tiene casi asegurado un piso de 120 diputados de cara a cada sesión.