La inteligencia artificial (IA) y el big data permiten que la elección de un abogado «deje de ser un acto de fe», ya que una combinación de esas tecnologías posibilita encontrar al profesional con el mejor historial de casos ganados en determinado juzgado, según la situación que requiera solucionar el cliente, lo que «transparenta y abarata el acceso a la justicia», afirmó el especialista Maximiliano Marzetti.
Estas técnicas las está aplicando la empresa estadounidense Premonition, que «posee la mayor base de datos de jurisprudencia del mundo y un software inteligente de desarrollo propio que extrae información estratégica relevante de esos casos, aprende y mejora constantemente en su tarea», explicó el abogado argentino que representa a la compañía en América Latina.
Por el momento, la información que ofrece esa firma es sobre tribunales y abogados de Estados Unidos y de la Corte Suprema (High Courts) del Reino Unido, y «es de gran utilidad para empresas latinoamericanas que deben litigar en la justicia estadounidense. Ya han contratado nuestros servicios empresas de Brasil y México», contó el profesional especializado en «legaltech», término inglés que define el uso de la tecnología y el software para proveer servicios legales.
En Argentina «estamos en tratativas con el Poder Judicial local, al que le ofreceríamos nuestros servicios gratuitamente, ya que la última innovación tecnológica ‘revolucionaria’ que ingresó a los estudios jurídicos y los juzgados locales es el procesador de texto y el email», ironizó el abogado.
Para Marzetti, el sector jurídico argentino «se quedó muy por detrás de otros, por ejemplo, comparándolo con lo que pasa en medicina o ingeniería. Además, no hay ‘animus’ emprendedor en el Poder Judicial, que es muy conservador».
El panorama es bien distintos en otros países: «En Estados Unidos hay cientos de startups legales que ofrecen creación automatizada de contratos, búsqueda inteligente de legislación y jurisprundencia, e-discovery (proceso en el que se buscan, localizan, aseguran y examinan datos electrónicos con la intención de usarlos como evidencia legal), e-compliance (cumplimiento de normas), o resolución online de disputas», resumió el especialista.
Y aportó un caso concreto, el del estudio internacional Allen & Overy, que usó un software de IA llamado MarginMatrix «para analizar la regulación financiera en más de 30 jurisdicciones y redactar miles de contratos sobre derivados over-the-counter (mercado extrabursátil)».
También, empresas como ThoughtRiver y LegalRobot «ya ofrecen aplicaciones basadas en IA para analizar contratos, sin que se requiera la intervención de ningún abogado humano», añadió.
Otro ejemplo está relacionado con un caso de la firma que el argentino representa en esa parte de América: «Una pequeña compañía de seguros de Reno, Nevada, en el oeste de Estados Unidos, enfrentaba una demanda millonaria por daños y perjuicios. El abogado de la contraparte se negaba a solucionar el caso extrajudicialmente. Nuestro cliente nos contrató para seleccionar el mejor abogado para que lo defienda en el juicio».
«Usando nuestra base de datos y tecnología de IA encontramos cinco abogados con buena performance histórica en ese tipo de casos y ante el mismo Tribunal (con un promedio de cinco casos consecutivos ganados). También detectamos un abogado sobresaliente (outlier), un penalista que tenía su oficina en un centro comercial que había ganado 22 casos consecutivos del mismo tipo y ante el mismo Tribunal», explicó.
«Nuestro cliente lo eligió y no se arrepintió. Tres semanas más tarde el caso se resolvió extrajudicialmente», relató el profesional.
El procedimiento lo hacen con Vigil, «un sistema de vigilancia mediante el cual podemos informarles a nuestros clientes en tiempo real todo lo que quieran saber sobre lo que está pasando en los tribunales», ya que Premonition brinda además información sobre duración promedio de juicios en un fuero, por juez o por abogado, informes de abogados, jueces y juzgados, monto promedio de las indemnizaciones y tendencias de litigación.
«La elección de un profesional del Derecho dejó de ser un acto de fe. Grandes oficinas, corbatas caras y secretarias atractivas no dicen nada acerca de la calidad profesional de un abogado. El uso de la tecnología ayuda a tomar decisiones informadas en el opaco mercado de los servicios jurídicos», caracterizó Marzetti.
«Los clientes ahorran en honorarios y dolores de cabeza y los buenos abogados consiguen clientes, sin importar si trabajan en un gran estudio o en una oficina de barrio. Esto también es transparentar y abaratar el acceso a la Justicia», concluyó.