Fuente: Redacción Internacional (EFE).
Hace décadas que ya quedaron atrás los estrechos vínculos que alguna vez hubo entre Israel e Irán. De hecho, este último fue el segundo país -tras Estados Unidos- en reconocer el Estado judío, en 1960. Hoy, por el contrario, se viven momentos de tensión entre ambos países que han derivado en el ataque de drones lanzado por Teherán en la noche del sábado 13 de abril hacia territorio israelí.
Desde Jerusalén llevan varios años señalando el peligro que supone Irán debido al enriquecimiento de uranio a través de su programa nuclear y, además, han criticado el apoyo prestado desde Teherán a organizaciones islámicas como el grupo libanés Hizbulá o el movimiento palestino Hamás.
La reciente escalada se produce como respuesta, según Irán, al ataque del 1 de abril de 2024 de Israel al consulado iraní en Damasco, capital de Siria, donde murieron siete miembros de la Guardia Revolucionaria, entre ellos el líder de su rama Fuerzas Quds para Siria y el Líbano, el general de brigada Mohamed Reza Zahedi. Días antes, Irán había destruido un supuesto centro de espionaje israelí en el Kurdistán iraquí.
La historia del conflicto entre Israel e Irán
Tras la llegada del nuevo régimen de los ayatolas en 1979 con el triunfo de la revolución islámica, Irán apostó por una ruptura de relaciones y convirtió la embajada israelí en Teherán en la sede diplomática de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Han tenido incipientes acercamientos, incluida la venta de armas por parte de Israel a Irán durante la guerra que mantuvo con Irak entre 1980 y 1988, pero desde la llegada al poder en Irán del ultraconsevador Mahmud Ahmadineyad (2005-2013) los desencuentros no han cesado.
Ya el 31 de diciembre de 1999 Alí Jamenei, líder supremo de Irán, expuso la destrucción del Estado de Israel como la única solución para poner fin al sufrimiento del pueblo palestino y alcanzar la paz en Oriente Medio.
Cruce de acusaciones
En esa misma línea, Ahmadineyad, en octubre de 2005 manifestó durante una acto público que Israel debía “ser borrado del mapa” y poco más de un mes después sugirió trasladar el Estado israelí a Europa o EE.UU.
En octubre de 2009 ocurrió el primer contacto oficial desde 1979 entre las dos naciones durante un foro secreto sobre armas nucleares en Egipto, pero pronto volvieron las acusaciones y advertencias mutuas.
La llegada de Hasán Rohaní (2013-2021) al poder en Irán no calmó las aguas, y en su primer año como presidente comparó a Israel con “una herida en el cuerpo islámico que debe eliminarse”.
El actualmente primer ministro israelí, el conservador Benjamín Netanyahu, no se ha quedado callado. En 2015, en un discurso histórico ante el Congreso de EE.UU., denunció que el pueblo judío sufre “otro intento de destrucción” por parte de Irán y ese mismo año rechazó el acuerdo en materia nuclear alcanzado en Viena entre Teherán y el Grupo 5+1.
El crecimiento de las hostilidades
El 9 de febrero de 2018 Israel derribó un dron iraní en su espacio aéreo y poco después atacó las instalaciones desde las que era controlado, cerca de la ciudad siria de Palmira.
En 2019 continuaron los ataques israelíes en territorio sirio contra objetivos militares proiraníes, incluido uno el 20 de noviembre que causó una veintena de muertos.
El asesinato en 2020 del científico Mohsen Fakhrizadeh-Mahabadi, considerado el padre del programa nuclear iraní, hizo que Teherán volviera a señalar a Israel y amenazó con su destrucción, tras lo cual han continuado las acusaciones mutuas sobre ataques a buques, infraestructuras energéticas e instalaciones militares.
Nada cambió con la llegada de Ebrahim Raisi a la Presidencia de Irán, pues el líder ya ha advertido que cualquier amenaza contra la seguridad de su país tendrá como resultado la “destrucción de Haifa y Tel Aviv”.
El 25 de octubre de 2023 Israel acusó a Teherán de haber ayudado “directamente” al grupo islamista palestino Hamás a llevar a cabo el ataque del 7 de octubre contra Israel, que dejó miles de muertos y más de 200 secuestrados.