La vieja ciudad portuguesa tiene una cara tradicional, de pura melancolía, y otra moderna de barrios en los que abren los locales de moda. Una escapada de dos o tres días da para conocer las dos.
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No es lo mismo viajar a una ciudad por primera vez que haberla visitado antes. Para empezar por el principio hay que descubrir sus imprescindibles, pero no te preocupes, la primera inmersión en Oporto da para mucho. Hablamos de una ciudad que, con una buena organización, se puede conocer bien en una escapada de dos o tres días que nos dejará un buen sabor de boca y muchas ganas de volver. Siempre quedarán rincones por descubrir, pero estos son un buen comienzo:
EL BARRIO DE LA RIBERA
Es bastante probable que comiences tu visita a Oporto en este barrio que mira al Duero, el más tradicional y seductor, el más romántico, con sus casas de colores reflejadas en las aguas del río que hacen de espejo en el que la ciudad se mira con melancolía. También aquí verás el puente de hierro de Dom Luis I, al que comparan con la torre Eiffel por su estructura. Junto al río, un puñado de terrazas donde sentarte a tomar algo -es una zona muy turística, pero también puedes encontrar buenos precios- y disfrutar de la panorámica y de la perspectiva de la otra orilla del río, a la que acudir más tarde cruzando el famoso puente que ahora contemplas.
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EL CENTRO HISTÓRICO
Antes de lanzarse a surcar las aguas del Duero habrá que recorrer el casco histórico, Patrimonio de la Humanidad. En Oporto es fácil -y muy recomendable- desplazarse a pie, pese a las muchas cuestas es la mejor manera de conocer y recorrer el centro de la ciudad. Desde la ribera del río, si hemos comenzado por ahí, nos dirigimos hacia la plaza de la Liberdade, la más famosa de la ciudad, y antes habremos pasado por la Sé (la catedral), con un precioso claustro (en la imagen).
A un lado y otro de la plaza quedan cerca la Torre de los Clérigos, que con sus 76 metros hay que subir hasta arriba para contemplar una buena panorámica de la ciudad y a pocos metros la iglesia do Carmo. Al otro lado de la plaza la iglesia de Santo Ildefonso, con una magnífica fachada. También junto a esta plaza, en menos de cinco minutos caminando, la que probablemente es una de las estaciones de tren más bonitas de Europa: São Bento. Entrar en ella es como hacerlo en un museo gracias a sus paredes decoradas con más de 2000 azulejos que relatan la historia de Portugal.
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Desde la plaza de la Liberdade en menos de 10 minutos caminando puedes acercarte al mercado de Bolhao y tomar algo. Muy cerca está la capilla de las Almas, uno de los edificios más bonitos de Oporto con su fachada cubierta completamente de azulejos blancos y azules (en la imagen).
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De tiendas por el centro histórico
A lo largo de la ruta seguro que te llaman la atención algunos comercios que tientan a curiosear, como poco, en su interior.
De obligada visita (cruza los dedos para que no haya cola) es la librería Lello (livrarialello.pt). No solo porque es una de las más bellas de Europa, también porque es un templo del libro y por su espectacular escalera de madera, en la que dicen que la escritora J.K. Rowling se inspiró para algunos escenarios de sus novelas de la saga de Harry Potter.
También te llamará la atención el escaparate de O Mundo Fantástico da Sardinha Portuguesa, con sus preciosas latas litografiadas, o el de Meia-Dúzia (meiaduzia.pt), especialmente si te gustan los chocolates.
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Modernidad en la rúa Miguel Bombarda
Algo más alejada de la plaza de las Liberdade -aunque hablamos de 15 minutos andando- está la rúa de Miguel Bombarda, la más cool, algo así como la Malasaña de Oporto. Aquí tendrás otra visión de la ciudad portuguesa, una calle llena de galerías de arte, barberías para hipsters y comercios modernos. En el Centro Comercial Bombarda (ccbombarda.pt) hay boutiques vintage, locales de diseñadores independientes, joyerías, cosmética biológica y algunos restaurantes de cocina contemporánea.
Para amantes de arte hay que pasar por Ó! Galería (ogaleria.com), con obras de los mejores ilustradores portugueses, y para los melómanos por Materia Prima (materiaprima.pt), a perderse entre sus vinilos. También en esta calle encontraréis algunos sitios interesantes para comer, como Bugo Art Burgers (bugoartburgers.eatbu.com).
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EN RABELO POR EL DOURO
De regreso a la ribera del río apetece dejarse llevar en alguno de los rabelos -embarcaciones tradicionales- que hacen cruceros por el Duero pasando por los interminables puentes que se van sucediendo a lo largo de la travesía. Hay numerosas empresas que los ofrecen y podréis elegir el tipo de embarcación, navegar un tramo en dirección al interior y luego hacia la desembocadura del río.
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Acercarse a las playas
Si se ha llegado a la costa nos habrán quedado ganas de conocer sus playas. Al norte del estuario se encuentra la de Matosinhos, la más grande y conocida, a la que se puede llegar en metro, tranvía e incluso en bici (portorentabike.com), con lo que será fácil dedicarle un rato si tenemos ganas de mar.