La denuncia por violencia de género contra el ex presidente Alberto Fernández impactó de lleno en las dificultades del peronismo para reconstruirse tras la derrota electoral de 2023 y dejó al espacio hundido en un mar de incertidumbres.

La principal incógnita es cómo reconstruirse tras el vendaval mediático y la cancelación de un dirigente que estaba lejos de ser querido desde hacía largo tiempo, pero que en los papeles seguía ejerciendo el poder en el histórico partido.

En tiempos de dificultad para construir una alternativa y mientras el PJ parece todavía no recuperarse del golpe que le dio Javier Milei en noviembre pasado apareció un terremoto de alta escala, que todavía promete nuevas réplicas.

Antes de la denuncia, Alberto Fernández carecía de poder y representación dentro del aparato peronista, lo que no quita que su situación particular afecte de lleno al partido.

Dirigentes de distinta cercanía con el ex presidente en los últimos tiempos coincidieron en las últimas horas en que el golpe será duro para el Justicialismo -al menos a corto plazo- y se
deberán hacer movimientos precisos si se quiere caminar hacia una recomposición que lo deje medianamente bien parado para 2025.

A la sorpresa y el repudio inicial de los referentes del PJ por la denuncia de la ex primera dama Fabiola Yañez se sumó rápidamente la indignación por los videos que salieron a la luz entre el ex presidente y la columnista Tamara Pettinato.

Si bien entre los políticos siempre sobrevuelan los carpetazos y los servicios de inteligencia están a la orden del día, puertas adentro del partido se le reprocha a Fernández haber tenido un
bajísimo sentido de la responsabilidad al ejercer como jefe de Estado.

Un presidente con una denuncia por pegarle a una mujer y que, además, se filmó en una escena de coqueteo mientras dentro de la misma propiedad se encontraba su pareja es un escándalo de dimensiones internacionales que será difícil dejar atrás.

Del otro lado, el gobierno libertario hará lo posible para mantener el tema en el candelero el mayor tiempo posible, aprovechando la ola para intentar invalidar todo tipo de políticas
implementadas por Unión por la Patria, especialmente las de género.

Una vuelta de página urgente y el horizonte en noviembre

«Tenemos que dar vuelta la página lo más pronto posible, pero hay que ser cuidadosos», aseguró en diálogo con la agencia Noticias Argentinas un dirigente peronista de la provincia de Buenos Aires que intentó no tener una visión tan negativa del futuro.

El riesgo principal de dar vuelta la página rápido es no pensar a fondo la estrategia y elegir mal -otra vez- al titular del partido.

Tiempo para pensar hay, ya que la elección será el 17 de noviembre, cuando no se descarta una eventual interna si la ex presidenta Cristina Kirchner decide presentar a un candidato.

Este viernes el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, y el de La Rioja, Ricardo Quintela, dieron señales de hacia dónde podrían apuntar las preferencias de las provincias.

El bonaerense viajó a La Rioja para asistir al acto de jura de la nueva Constitución local y sumar una foto con quien quiere quedarse con el sillón principal de la sede partidaria de la calle
Matheu.

«Amigo, compañero, ejemplo para el peronismo», lo nombró Kicillof a Quintela, en lo que se interpretó como un guiño a sus intenciones.

El riojano también se llevó el respaldo de legisladores nacionales y los intendentes de la Federación Argentina de Municipios (FAM), que preside Fernando Espinoza, otro con problemas judiciales, procesado por una denuncia de abuso sexual.

Para no seguir perdiendo terreno, la elección de 2025 es clave para el PJ, ya que La Libertad Avanza (LLA) no arriesga ninguna banca y desborda de entusiasmo cuando imagina el año próximo a la luz de los errores ajenos.

«Para nosotros el año que viene es todo ganancia. Si logramos acomodar un poco la economía y que empiece a llegar plata al bolsillo vamos a volver a sorprender», se graficó un dirigente
libertario que atiende en Casa Rosada.