A 131 años del nacimiento de Carlos Gardel, la habitación 32 del Gran Hotel Concordia, en Salto (Uruguay), donde el artista se alojó dos días de octubre de 1933, se conserva recreada como una suerte de museo y atracción, e incluye la leyenda popular en torno a que su espíritu sigue rondando el lugar.
El compositor, cantante y actor nacido el 11 de diciembre de 1890 en el hospital de La Grave (Toulouse, Francia) y bautizado con el nombre de Charles Romuald, es un emblema mundial del tango y la cultura rioplatense.
Sobre ese mito vigente, el hotel de Salto convirtió en atractivo turístico el paso de Gardel por su habitación 32 entre el 23 y el 25 de octubre de 1933 donde cuelgan tres sombreros, fotos, afiches, discos de pasta y otros recuerdos del “Zorzal Criollo”, además de conservar el detalle de los extras por los que pagó entonces: cinco whiskys, varias aguas y una botella y media de vino.
Gardel, por cuya fecha de nacimiento hoy se celebra el Día Nacional del Tango en Argentina, llegó a Buenos Aires junto a su madre Marie Berthe Gardes cuando tenía dos años y tres meses.
A lo largo de vida, truncada tempranamente el 24 de junio de 1935 por un choque entre dos aviones al momento del despegue en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, Gardel grabó a lo largo de su vida más de 900 canciones.
Norberto Chab, periodista e investigador gardeliano, destacó a Télam al cumplirse 85 años de su trágica muerte, las muchas innovaciones que el “Morocho del Abasto” legó a la cultura popular rioplatense.
“Fue el primero que se lanza a cantar el tango-canción como un género que hasta entonces (1917) no tenía un límite claro. Utiliza tres y luego cuatro guitarras en su acompañamiento; filma una serie de cortos sonoros; graba a dúo consigo mismo; filma en Europa y en Estados Unidos; apuntala la hegemonía de un sello grabador (Odeón) que lo tiene como su artista principal por más de diez años”, subrayó Chab.