La titular de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, cuestionó hoy la intención del Episcopado de llamar a la “reconciliación” sobre lo ocurrido durante la última dictadura cívico militar y consideró que “es herir susceptibilidades» y «abrir una brecha más que cerrarla”.
“No tenemos que reconciliarnos con nadie; yo no agravié a nadie; fui agraviada con el asesinato de mi hija y el robo de mi nieto. Es un disparate. Es herir susceptibilidades, es como abrir una brecha más que cerrarla”, dijo hoy Carlotto en declaraciones a radio El Mundo.
La titular de Abuelas se refirió de esta manera a la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) que comienza hoy sus deliberaciones en Pilar, en las que se abordará la necesidad de «reconciliación» sobre lo ocurrido durante la última dictadura, para lo cual recibirá los testimonios directos de familiares de desaparecidos y víctimas del terrorismo de Estado ejercido por la dictadura, y de víctimas del accionar de organizaciones guerrilleras.
En este marco, Carlotto interpretó que “este disparate» seguramente «lo fomentarán algunas familias afectadas por la dictadura que están en un espacio equivocado, lamentable”, y se preguntó: “¿Cómo vamos a ir a dialogar? Lo que hay que hacer es cumplir con la democracia y con lo que pedimos de Verdad, Memoria y Justicia”.
“Acá no hay odio, no hay rencor, ni revancha. Tuvimos la paciencia de esperar 40 años. Se cometió un genocidio y se declaró delito de lesa humanidad. Hay que buscar la reparación por medio de la justicia y del respeto a la verdad absoluta”, añadió la dirigente de derechos humanos.
También durante esta semana, en el marco de la asamblea, la Iglesia anunciará la aprobación de un protocolo para que víctimas y familiares directos de desaparecidos durante la última dictadura-cívico militar puedan consultar los archivos que posee sobre esa etapa, tal como ya había sido anunciado en octubre del año pasado.
Al respecto, Carlotto recordó que fue a ver al papa Francisco al Vaticano, apenas asumido, para pedirle la apertura de los archivos y que las reuniones continuaron en Buenos Aires con el titular del Episcopado, monseñor José María Arancedo.