Tres años después del crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, los ocho rugbiers acusados, Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Luciano Pertossi, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi, llegaron a Dolores para enfrentar en el Tribunal el juicio oral en su contra y la Agencia Noticias Argentinas estuvo en la ciudad para cubrir el debate.
Durante todo enero los jóvenes estuvieron presentes en las audiencias, así como también los padres de la víctima, quienes escucharon a los diversos testigos que dieron su testimonio frente al tribunal.
En esos tres años todos mantuvieron un “pacto de silencio” el cual se rompió el 15 de enero cuando Luciano Pertossi pidió la palabra en el juicio y negó haber estado en un momento de la pelea: «Estaban diciendo que venía de ese lado y me identificaron como una de esas personas, pero yo no estaba ahí”.
Luego, al día siguiente lo hizo Máximo Thomsen, el joven más complicado en la causa. Durante varios minutos declaró y se expresó: «Quiero pedir disculpas porque jamás en la vida se me hubiese ocurrido tener intenciones de matar a alguien».
Acerca del ataque, se defendió y explicó: «Dicen que yo organicé, que soy el líder, y yo me metí a pelear porque era una persona contra muchos. Era una ronda y mi amigo, un amigo me tocó y me dijo basta. Y ahí vi que ya nadie estaba golpeando, me di la vuelta para ver que venían mis amigos y me fui».
Cinalli también pidió la palabra y dijo que estaba “borracho” y sostuvo que se trató de una “pelea”. Su rastro genético es el único que se halló en el cuerpo de la víctima.
Lucas Pertossi dijo que un amigo de Fernando, Tomás D’alessandro, era quien desencadenó la presunta “pelea”. A él no se lo ubicó durante la agresión que le dio muerte al joven.
Acerca de la palabra “caducó” que utilizó en un audio sobre lo que había pasado con la víctima, respondió: “Me crucé con un chico y él me contó lo que pasaba. ‘Lo único que sé es que hubo una pelea afuera del boliche y caducó un pibe’, me dijo, y yo mando un audio explicando lo que me había relatado este chico».
Su primo, Ciro, también aclaró porque pidió en el grupo que «no se cuenta nada de esto a nadie»: “En Zárate ya estaban hablando y no quería que mis papás se enteren”.
Después fue su hermano, Luciano, quien declaró: “Yo estoy en el video, pero aclaro que en realidad frené a última patada que se observa, al ver a Fernando tirado en el piso”.
Los únicos que no hablaron en el juicio fueron Enzo Comelli, Matías Benicelli y Ayrton Viollaz.
En todo el proceso se mostraron las diversas pruebas que señalaban a los acusados como los autores del feroz asesinato del chico de 18 años.
Además, hubo estremecedores testimoniales de testigos. Entre ellos se destacaron el de los padres de Fernando, amigos, los empleados de seguridad del boliche Le Brique, peritos forenses, jóvenes que presenciaron el ataque y hasta la joven que le hizo RCP.
Después de las lecturas de alegatos por parte de la fiscalía, a cargo de Juan Manuel Dávila y Gustavo García; de la querella, representada por Fernando Burlando y su equipo de abogados; y la defensa de los rugbiers por parte de Hugo Tomei, llegó la hora del veredicto.
El 6 de febrero de 2023 el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores, representado por María Claudia Castro, Emiliano Lazzari y Christian Rabaia, condenaron por unanimidad a los ocho jóvenes.
Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi recibieron la pena de prisión perpetua por ser autores del delito de «homicidio agravado por alevosía» de Báez Sosa y por el «concurso premeditado de dos o más personas».
Mientras que Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi recibieron una condena de 15 años de cárcel por ser considerados coautores secundarios.
Tras la lectura del fallo, Thomsen se desmayó y debieron atenderlo los médicos del Tribunal.
Afuera del edificio judicial, las calles se inundaron de gritos y lágrimas. Las personas que viajaron hasta Dolores para acompañar a los padres de la víctima y los propios vecinos celebraron el dictamen del Tribunal, pese a que esperaban que los ocho acusados reciban la máxima pena.
«La verdad es que después de tanta espera, tres años, escuchar el veredicto sonó fuerte cuando dijo perpetua y sentí una emoción al escuchar y me dio paz en el corazón. Sé quiénes fueron los que asesinaron a mi hijo», expresó Graciela Sosa.
«Es muy difícil perdonarlos. Me arrebataron un hijo que solo quiso ir a divertirse y mi hijo regresó en un cajón cerrado del que nunca más va a salir. Su ausencia y nuestro dolor es perpetuo», sostuvo frente a la prensa.
Por su parte, Silvino Báez destacó: «Nosotros necesitamos un poco de paz, recuperar el ánimo, porque lo que pasamos no se lo deseo a nadie. Fue durísimo porque era el único hijo que teníamos y verlo así en todos los videos fue muy difícil».