La resistencia antimicrobiana (RAM), una problemática que pone en riesgo el tratamiento y la prevención de infecciones y enfermedades a nivel global, se impuso como uno de los temas principales del XVII Congreso de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) que se desarrollÓ en Mar del Plata, donde advirtieron que Argentina vive una «era post antibiótica».
«Estamos viviendo la era post antibiótica, porque nos enfrentamos a brotes de microorganismos para los cuales no tenemos ningún antibiótico útil, y eso es algo gravísimo», dijo el jefe de Infectología del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires y miembro de la comisión directiva de la SADI, Francisco Nacinovich.
Durante el Congreso que comenzó ayer y culminará mañana en el Hotel Provincial, Nacinovich advirtió que «la gente tiene la fantasía de que los antibióticos le van a resolver todos los problemas, y no sabe los peligros que le puede ocasionar tomarlos mal».
«Es la única droga que si uno toma y abandona porque la tomó mal, cuando la vuelve a tomar puede no tener el mismo efecto y, además, estar colonizado por un germen resistente que puede transmitir a otra persona», indicó respecto a los antibióticos usados irresponsablemente.
Nacinovich convocó a que la comunidad médica tome conciencia del asunto, en coincidencia con las advertencias lanzadas a nivel global durante la última década por las organizaciones Mundial y Panamericana de la Salud.
«Los infectólogos tenemos en claro la magnitud del problema, pero a los otros médicos les cuesta mucho. Yo no voy a indicar una quimioterapia a un paciente con cáncer porque eso lo hace el oncólogo. Sin embargo, el oncólogo no tiene ningún problema en dar antibióticos», ejemplificó el profesional.
Nacinovich consideró clave abordar la problemática con el lema «una salud», integrando estrategias entre la salud humana y la salud animal (porque) «la mitad de los antimicrobianos que se usan en el mundo se utilizan para salud animal, y no se usan como tratamiento, sino como promotores del crecimiento».
Así, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria trabajan en la generación de promotores del crecimiento distintos de los antibióticos.
Además, se refirió a la «importancia de hacer hincapié en los antibióticos que se venden a nivel ambulatorio, porque la mayoría de los que circulan en el mercado son los de venta en farmacia y no los que se suministran en hospitales».
El pedido de la SADI para los antimicrobianos es que sean incluidos dentro del grupo de drogas sujetas a controles especiales: «El pedido formal que hicimos al organismo regulatorio es restringir la venta sin receta, y creemos que de ese modo los farmacéuticos se van a cuidar más».
Nacinovich aludió al brote registrado en 2016 en el hospital Federico Abete, de la localidad bonaerense de Malvinas Argentinas, caso abordado durante el Congreso en un panel denominado «La era post antibiótica está entre nosotros: intervenciones para controlar un brote de Providencia stuartii».
«Frente a ese brote, no teníamos nada en absoluto para darle a los pacientes, y a las 48 horas se morían, hasta que pudimos encontrar una combinación para poder ofrecerles. Pero controlar el brote nos llevó siete semanas», enfatizó.
Nacinovich concluyó que «hace unos años, cuando se hablaba del tema de la resistencia antimicrobiana, nos decían que éramos apocalípticos. Pero hoy está claro que hay que concientizar, porque el efecto que esto tendrá en pocos años será dramático».