El consumo de las bebidas energéticas, con un alto contenido en cafeína, no para de crecer y, en los últimos años, además se ha puesto de moda mezclarlas con alcohol, una práctica que podría suponer un mayor riesgo para la salud de las personas que toman estos combinados, según señala un artículo publicado recientemente en la revista Journal of Studies on Alcohol and Drugs.
Científicos del Centro de Investigación sobre Adicciones de la Universidad de Victoria de Canadá (CARBC), que han llevado a cabo su estudio basándose en la revisión de un gran número de artículos publicados entre 1981 y 2016 sobre este tema, apuntan que existe una relación entre el uso de alcohol mezclado con bebidas energéticas y un aumento del riesgo de sufrir una lesión en comparación con aquellas personas que solo consumen alcohol.
¿Pero a qué tipo de lesiones se refieren? El estudio los clasifica en dos: aquellas que no son intencionadas –como por ejemplo el sufrir, debido a los efectos del alcohol, una caída o un accidente de tráfico– y las que son intencionadas –como verse implicado en una pelea o ejercer otro tipo de violencia física–.
La autora principal de este estudio, Audra Roemer, explica que «los efectos estimulantes de la cafeína pueden enmascarar el resultado que la mayoría de la gente obtiene cuando bebe alcohol», en referencia a que la percepción que uno mismo tiene de su propia embriaguez, ya que la persona no se siente ebria. «Normalmente, cuando estás bebiendo alcohol, te sientes cansado y te vas a casa. Sin embargo, las bebidas energéticas enmascaran eso, así que el individuo puede subestimar lo intoxicado que está, termina quedándose hasta más tarde, consume más alcohol y participa en comportamientos que implican riesgo y en prácticas peligrosas», añade Roemer.
Asimismo, explica que su motivación para llevar a cabo esta investigación se encuentra en estudios previos que analizaban los efectos del alcohol y la cocaína, ya que Roemer deseaba evaluar si las bebidas energéticas, que no dejan de ser estimulantes, podían tener un efecto parecido a la cocaína mezclada con alcohol. “La cocaína es evidentemente un estimulante fuerte, y sentíamos curiosidad por saber qué ocurría con los estimulantes de nivel inferior y que están más aceptados socialmente. Me preguntaba si estarían teniendo un impacto similar, pero en menor grado”, comenta.
En cualquier caso, los autores de esta investigación canadiense no han podido precisar la magnitud del riesgo, por lo que señalan que es necesario realizar más estudios sobre este tema para poder confirmar sus resultados.
Según advierten los investigadores, el consumo de estos combinados de bebidas energéticas y alcohol se ha vuelto cada vez más popular en Canadá y Estados Unidos, donde las personas pueden comprarlos en las licorerías incluso ya mezclados.