Pasaron ocho meses desde el último encuentro personal entre Javier Milei y Mauricio Macri, en una de las cenas en Olivos que buscaban cimentar una alianza política. Desde entonces, el vínculo se congeló. Anoche, la expectativa era que se reencontraran en el evento anual de la Fundación Libertad en Parque Norte, pero Milei alegó compromisos y no fue.

En medio del clima electoral, Macri compartió la velada con figuras clave del oficialismo, como Santiago Caputo y Manuel Adorni. El saludo entre el ex presidente y el principal asesor presidencial —amable, con alguna sonrisa compartida— generó ruido. Caputo no planeaba asistir, pero al enterarse de la presencia de Macri, se sumó a último momento. Según los organizadores, hasta intentó ubicarse cerca de su mesa, aunque los lugares ya estaban definidos. Llegó tarde, fumando en la entrada: un detalle que no pasa desapercibido, ya que Macri detesta el humo y se lo ha hecho saber en el pasado.

El propio Macri comentó en más de una ocasión que sus reuniones con el entorno de Milei no resultaron como esperaba. Desde entonces, endureció su posición, en especial contra Karina Milei, blanco también de críticas de sectores vinculados a Caputo. A principios de año, el asesor intentó acercar posiciones a través de su colega Facundo Calegari, pero la gestión no prosperó.

Uno de los asesores más cercanos al exmandatario fue tajante: “La relación está más que deteriorada. No se ven desde agosto, y los pocos mensajes que se mandaron no cambiaron nada”. Uno de esos chats fue durante el último viaje de Milei a Washington, cuando se encontró con Donald Trump. Se habló de verse, pero quedó en nada.

El deterioro se profundizó tras la decisión de Karina Milei de disputar el poder del PRO en la Ciudad, con el respaldo del Presidente. Para Macri, fue una provocación directa. En respuesta, la semana pasada se mostró en Mar del Plata con Cristian Ritondo y Guillermo Montenegro, dos dirigentes que impulsan un acuerdo electoral en Buenos Aires. Allí, lanzó una frase con destinatario claro: “Los que tenían precio ya fueron comprados”. Milei contraatacó: “Mostrá la factura”. Luego bajó el tono y habló de calmar las aguas después del 18M porteño.

El resultado del 18 de mayo será clave. Ya no se trata de ganarle al peronismo, sino de quién prevalece dentro del mismo espacio ideológico. Para Macri, la Ciudad es su bastión. Para Milei, es la plaza donde su hermana se juega su rol de armadora política.

A pesar de la tensión, hay puentes que se mantienen. Ritondo, con buena relación con Milei, Karina y Caputo, sigue operando como mediador. Anoche, se lo vio conversando largamente con el asesor en el salón y también afuera, compartiendo un cigarrillo: otro guiño que irrita a Macri.

La charla pública entre Caputo y Macri frente a cámaras y referentes políticos reavivó rumores. Según una fuente al tanto de las conversaciones, “la semana próxima o después del 18M podrían verse. Hay gestiones en marcha”.

Sin embargo, nada está definido. “Hasta que no pase la elección, nadie va a mostrar sus cartas”, dijo anoche un dirigente con diálogo fluido con ambos espacios. La disputa por el electorado de derecha, la fragmentación del sistema político y el ocaso de Juntos por el Cambio explican esta pulseada silenciosa.

Este miércoles, Milei hará su primer desembarco fuerte en territorio porteño con Adorni. Macri, por su parte, lleva semanas recorriendo los barrios. Anoche, ambos bajaron el tono en sus discursos. Tal vez una señal. O tal vez, solo una pausa.

Por ahora, todo sigue abierto.