El recorte a la ayuda para lanzamientos de películas nacionales, la suspensión de los pagos durante cuatro meses, el fin de los Espacios Incaa (entre los que se incluye el mítico Cine Gaumont, que sería privatizado), el retiro al apoyo a festivales que comprende entre otros al de Mar del Plata, el desfinanciamiento del mercado audiovisual Ventana Sur -que se hace en conjunto con el Festival de Cannes-, además de recortes de personal, son algunas de las medidas que implementó el economista Carlos Luis Pirovano, al frente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), lo que generó el inmediato el repudio del sector.
“Es el virtual el cierre del Incaa y hay que englobarlo en un ataque frontal que se está produciendo desde el gobierno contra la salud pública, la educación y la libertad de información”, dice el director Marcelo Piñeyro en comunicación con SomosTélam,
“Uno no puede evitar preguntarse qué clase de país quieren, honestamente me aterra”, abunda el autor de “Tango feroz: la leyenda de Tanguito” (1993); “Cenizas del paraíso” (1997); y “Las viudas de los jueves” (2009), entre otros filmes.
A través de la resolución 2024-16, el ajuste en el Incaa comprende la “suspensión de erogaciones económicas en el marco de la racionalización de recursos”, cancela apoyos institucionales, aportes a las provincias, renovación de casi 140 contratos y recorta gastos en el Instituto como horas extras, viáticos, telefonía celular y el desplazamiento del personal.
“El sector necesita empezar a tener conversaciones maduras y realistas acerca de cómo aumentar el ingreso de divisas y la actividad económica en la Argentina y me parece que estás resoluciones no hablan de eso, no hay una conversación acerca de cómo de cómo dar más trabajo o generarle más riqueza al país”, reflexiona el productor Axel Kuschevatzky.
En el mismo sentido, uno de los impulsores de proyectos de envergadura para el cine local como “El secreto de sus ojos”, de Juan José Campanella; “Relatos salvajes”, de Damian Szifrón; y “Argentina, 1985”, de Santiago Mitre, tres de los 80 títulos en que tomó parte, “esto no tiene que ver con lecturas partidarias o ideológicas, es un poco más de fondo porque hay un sector desarrollado y la cuestión es qué hacemos para que funcione y para que genere bien común, no solamente cultural sino económico”.
Con la resolución, peligra el funcionamiento de la Escuela Nacional de Experimentación Cinematográfica (Enerc) y sus sedes en las ciudades de Buenos Aires, Mar del Plata, Rosario, Comodoro Rivadavia, NOA, NEA, Patagonia y Cuyo; la eficacia de la Gerencia de Fiscalización que controla el funcionamiento de las salas de cine, el mantenimiento de el canal Cine.Ar TV y la plataforma Cine.Ar; y prácticamente clausura la concreción del Festival de Mar del Plata y el mercado Ventana Sur que se hace anualmente en conjunto con el Marché du film de Cannes.
Desde la organización del festival marplatense, el único de Clase A que se realiza en Latinoamérica, dicen a SomosTélam que aguardan por mayores precisiones para determinar cómo sostener el espacio.
“No vinieron a recortar, vinieron directamente a asesinar a la cultura y por supuesto dentro de eso, al cine, así que podemos decir que si no es el corazón, es una parte importante de este del corpus cultural que hicimos en este país”, explica el actor Luis Ziembrowski, “así como vinieron a poner en duda algo que parecía inamovible que era un país el país de la memoria, la verdad y la justicia, vinieron a tratar de hacer las cosas mucho más rápidas, más brutales, en donde la crueldad está de moda y el dolor de los otros los excita”, concluye el intérprete que en diciembre estrenó “”El villano”, su segunda película como director luego de “Lumpen” (2013).
Por su parte el cineasta Demián Rugna, con una larga carrera en el cine fantástico y de terror, con títulos como “¡Malditos sean!”, “No sabés con quién estás hablando”, “Aterrados” y que el año pasado estrenó “Cuando acecha la maldad”, una de las películas más vistas del género, vendida a numerosos mercados del exterior -entre ellos a los Estados Unidos-, cuenta la importancia que significó en su desarrollo el apoyo del Incaa.
“Yo hice mi primera película con financiación privada, la segunda con mi propio dinero, con ninguna de las dos pasó nada y recién ahí el Incaa me dio la posibilidad de hacer ‘Aterrados’, que anduvo muy bien y luego llegó ‘Cuando acecha la maldad’, que generó y sigue generando un montón de cosas”, recuerda Rugna.
“Lo que quiero decir con esto –insiste- es que se necesita un Estado atrás que ayude y que dé la posibilidad de que la cultura se expanda, sobre todo para los directores que arrancan, la solución no es la cuestión privada, es inaudito entender que el mismo Estado sea el que esté desfinanciando a la cultura”.
En tanto Martín Benchimol, que estrenó su opera prima “El castillo” en la sección Panorama del Festival de Berlín y ganó el Premio Horizontes Latinos del Festival Internacional de Cine de San Sebastián (España) el año pasado, establece un paralelo entre el ajuste que sufre el sector audiovisual y el resto de las actividades económicas.
“Se amparan en el discurso fanático de la destrucción del Estado para empobrecer a la gente e ideologizan y estigmatizan cualquier actividad para sembrar el odio y justificar medidas que no tienen ninguna explicación desde una perspectiva de crecimiento económico”, afirma el realizador.
Cine Gaumont. Foto: prensa.
Cine Gaumont. Foto: prensa.
“Cómo se explica querer destruir un sector pujante como el audiovisual, que da trabajo a cientos de miles de personas o que se abran las importaciones a productos de la canasta básica”, se pregunta y apunta: “Es un gobierno que quiere que haya hambre y se apoya en una comunicación falaz para explicar lo inexplicable, por eso sacan un comunicado en donde le echan la culpa a la cultura de que haya chicos con hambre”.
La virtual paralización de las actividades del Incaa, que redunda en un freno a toda la actividad audiovisual, generó tal alarma que trascendió las fronteras.
Apoyos contra la Ley Ómnibus
En ese sentido cuando se trató la llamada “Ley Ómnibus”, en donde se planteaba un achique al sector cultural y en especial al cine, generó la adhesión a un comunicado de repudio, firmado por figuras internacionales como Pedro Almodóvar, García Bernal Diego Luna, Juan Antonio Bayona, Abel Ferrara, Alejandro González Iñarritu, Oliver Assayas y Kleber Mendonca Filho, entre otros.
En ese sentido, consultado por el colectivo de trabajadores de la Agencia Télam, el director del Festival de San Sebastián, José Luis Rebordinos, destaca: “La industria cinematográfica argentina es, probablemente, la más importante de América Latina y una de las más importantes del mundo” y agrega, “como en todos los países, genera un impacto positivo en la economía nacional porque lo que se invierte en audiovisual vuelve de nuevo al Estado a través de los impuestos y la creación de puestos de trabajo que generan nueva riqueza”.
“Como director de un festival que programa habitualmente cine argentino, no se entienden las acciones del gobierno argentino contra su cinematografía y tampoco se entiende el que se vaya a cerrar el Incaa o quitarle su contenido, cuando –reflexiona- ha sido una entidad clave para la difusión y promoción del cine y sin él la presencia internacional de ese arte no hubiera sido la misma”.