Londres es una ciudad infinita, una metrópolis repleta de museos, palacios, teatros, restaurantes y muchos otros atractivos que hacen que las posibilidades en la capital inglesa no terminen nunca. Uno de ellos son los maravillosos parques y jardines que ostenta la ciudad, refugios floridos en los que el sonido de los coches se sustituye por el canto de los pájaros y en los que el gris de la acera y los edificios se convierte en un deslumbrante verde. Recorrer estos jardines es descubrir Londres desde una perspectiva completamente distinta, dejándonos llevar no solo por la naturaleza sino también por la historia que se esconde entre las ramas de estos oasis urbanos.

Fuente: Viajes National Geographic

Kew Gardens
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JARDINES DE KEW

El Real Jardín Botánico de Londres, también conocido como los Jardines de Kew, es uno de los espacios verdes más impresionantes de la ciudad. Creados en el siglo XVII junto al Palacio Richmond, estos jardines primero fueron un espacio de recreo exclusivo para los habitantes de la residencia real. En 1840, el espacio fue declarado Jardín Botánico Nacional y abrió sus puertas al público, permitiendo la entrada a londinenses y visitantes. 

Adentrarse en los Jardines de Kew es como realizar un viaje botánico por el mundo sin salir de Londres: allí crecen más de 300.000 plantas de miles de especies únicas y habitan unos 7 millones de especímenes conservados. Estas se pueden en el gran invernadero de cristal que corona el espacio, así como la Palm House, el Princess of Wales Conservatory, la Bonsai House, la Temple House, la Alpine House, The Hive y otros espacios. Además, los jardines también tienen una biblioteca con más de 750.000 libros y 175.000 láminas y revistas especializadas.

Kensington Gardens
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JARDINES DE KENSINGTON

La historia de los Jardines de Kensington se remonta a 1689, cuando Guillermo III compró una parcela de Hyde Park para construir el Palacio de Kensington y sus jardines. Con el tiempo, estos jardines crecieron, ganando terreno a Hyde Park y finalmente constituyéndose como un espacio aparte, aunque prácticamente no haya división entre el uno y el otro. De hecho, los Jardines de Kensington y Hyde Park estaban separados únicamente por una valla que, a partir de 1841, se abrió a los habitantes de la ciudad. 

Este espacio ajardinado tiene un significado especial para los amantes de la literatura, ya que fue uno de los escenarios que el escritor inglés J.M. Barrie eligió para su cuento Peter Pan. En honor a esta historia tan querida por los londinenses, en 1912 se instaló una escultura de bronce dedicada a Peter Pan y sus hadas, en la que se puede ver al famoso personaje tocando una flauta de pan. Otros lugares de interés en el jardín son el Memorial de la Princesa Diana de Gales, la bella Orangerie (un antiguo invernadero en el que actualmente se puede tomar un té) y el Palacio de Kensington. 

Italian Water Gardens
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JARDINES DE AGUA ITALIANOS

Una de las zonas más bonitas de los Jardines de Kensington son los Jardines de agua italianos, considerados de manera independiente, ya que se añadieron al parque años después de su inauguración. Diseñados por el arquitecto inglés James Pennethorne, su estructura la conforman cinco estanques octagonales con fuentes de mármol y barandillas de John Thomas. El jardín también posee un pabellón italiano, inspirado en uno similar del palacio de Versalles. 

Las vistas al Serpentine Lake desde este espacio son excepcionales, abarcando al final del famoso lago en cuyos alrededores se han grabado escenas de películas mundialmente conocidas como Bridget Jones y Wimbledon.

Rose Garden Hyde Park
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JARDÍN DE ROSAS DE HYDE PARK

En uno de los rincones inferiores de Hyde Park florece el hermoso Jardín de rosas del parque, un espacio realmente único por su gran variedad de flores y el perfume que estas desprenden durante los meses de primavera y verano. En este lugar contemplativo se plantan flores dos veces al año, siguiendo el diseño de jardinería original en el que los setos dibujan una especie de trompa de cuya boca salen las flores, como pétalos musicales que brotan del instrumento. 

En el jardín hay una fuente “del Niño y el Delfín”, esculpida por Alexander Munro en 1862, y, en otra fuente, una estatua de Diana la Cazadora esculpida por Lady Feodora Gleichen en 1899. La presencia de Gleichen es importante, ya que fue la primera mujer miembro de la Sociedad Real Británica de Escultores.

Kioto Gardens
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KYOTO GARDEN

En el corazón de Holland Park se encuentra uno de los lugares más especiales de Londres: el Kyoto Garden. Este jardín inspirado en el estilo japonés Kiayushiki o jardín de paseo, contiene todos los elementos de la cultura que refleja: el agua, la roca, las linternas de piedra y los arces, entre otros. El jardín está cercado por una valla de bambú que delimita el espacio para proteger su ecosistema único y garantizar la buena preservación de las flores y plantas que crecen en él. 

El Kyoto Garden se construyó como parte del Festival de Japón en 1991, con motivo del centenario de la Sociedad Japonesa de Gran Bretaña, y se presentó como un regalo para conmemorar la amistad entre ambos países. Desde entonces, se han convertido en uno de los lugares “secretos” más hipnóticos de la ciudad, donde se pueden pasar horas contemplando las plantas endémicas, recorriendo los caminos que atraviesan el parque u observando a las carpas japonesas o Koi que nadan en el estanque del centro.

Isabella Plantation
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PLANTACIÓN ISABELLA DE RICHMOND PARK

La Plantación Isabella es un paraíso de las azaleas, situado dentro del Parque Richmond, que es el parque más grande de Londres y el segundo más grande de Europa, ocupando más de 1000 hectáreas. Pese a que el jardín tiene siglos de historia, este vivió su momento de máximo esplendor entre 2013 y 2015, cuando se invirtieron 1,5 millones de libras para limpiar los estanques y arroyos y replantar los rododendros o azaleas que hacen que este sea un lugar tan especial.

Actualmente, la impresionante colección de azaleas crece en este valle boscoso como si estuvieran en plena naturaleza, convirtiendo el paisaje en una especie de cuadro florido de colores rosa, fucsia, blanco, naranja y violeta, en el que perderse y olvidar que uno se encuentra en el interior de la ciudad.