El rechazo generalizado al gobierno del demócrata Joe Biden en Estados Unidos parece no haber sido lo suficientemente contundente como para regalarle un triunfo a la oposición republicana en las elecciones de medio mandato celebradas ayer para renovar el parlamento y autoridades en más de una treintena de estados, cuyos resultados se mantenían en tenso suspenso esta madrugada y transmitían cierta sensación de frustración para los conservadores y de expectativa para el oficialismo.
El veredicto de las elecciones fue más claro en las carreras por los gobernadores de los estados republicanos, como Greg Abbott, promotor de políticas migratorias duras en Texas, o la victoria aplastante de la estrella emergente Ron DeSantis en Florida, consolidado como uno de los principales candidatos potenciales a la Casa Blanca en 2024, lo que lo convierte en rival directo del expresidente Donald Trump.
En la crucial pelea por el Senado, estaba claro esta madrugada que los demócratas se aseguraban 48 escaños y los republicanos 47, pero los resultados por los dueños de los restantes cinco asientos se mantenían en pugna.
DeSantis, de 44 años, dijo que apenas está comenzando la lucha, lo que posiblemente contraríe a Trump, deseoso de usar estas elecciones intermedias como trampolín para las próximas presidenciales y que para el 15 de noviembre ha prometido un «gran anuncio».
Según proyecciones de medios estadounidenses, el hombre que lanzó una campaña incendiaria contra el gobierno de Biden y convirtió a Florida en un laboratorio para sus ideas obtuvo entre 57 y el 59% de los votos contra el demócrata Charlie Crist.
«Creo que la supervivencia del experimento estadounidense necesita una resurrección de los verdaderos principios estadounidenses. Florida demuestra que se puede hacer», agregó DeSantis entre vítores.
Lo hizo sin mencionar a Trump, quien le dio un gran impulso en la carrera por ser gobernador en 2018 y ahora probablemente lo deba tener como su principal «enemigo interno».
Anoche el expresidente pronunció un breve discurso en el que saludó algunas victorias republicanas pero se cuidó de mencionar a DeSantis.
El lunes Trump estimó que si el gobernador de Florida optaba por participar en la carrera por la nominación, sería «un error». «No creo que a la base le guste. No creo que sea bueno para el partido», dijo.
Como suele hacer con sus oponentes, Trump también ha utilizado recientemente un apodo despectivo para el gobernador: «Ron DeSanctimonious».
Más allá de la batalla que se avizora con el nuevo hombre fuerte de Florida, Trump sí pudo alegrarse del éxito de algunos candidatos comprometidos con su causa, como el escaño al Congreso de la latina Mónica De La Cruz, impulsora de su política migratoria, en Texas, pero sobre todo del triungo de J.D. Vance como senador por Ohio, uno de los bastiones industriales y agrícolas de Estados Unidos, reflejó la agencia de noticias francesa AFP.
Este escaño de senador es una gran decepción para Biden, pero los demócratas también tuvieron alegrías un tanto inesperadas, como los triunfos para las gobernaciones en dos bastiones de los republicanos: Maryland y Massachusetts. En este último, Maura Healey será la primera lesbiana en encabezar un estado.
En Florida fue un demócrata, Maxwell Frost, de 25 años, quien se convirtió en el primer miembro de la «Generación Z» en entrar al Congreso, con un escaño en la Cámara de Representantes.
La demócrata Kathy Hochul levantó el ánimo a los demócratas al mantener la gobernación del estado de Nueva York, donde los republicanos creían que podían derrotarla.
En desventaja por una suba récord de la inflación, Joe Biden podría perder el control de la Cámara de Representantes y el Senado en estas elecciones intermedias tradicionalmente desfavorables para el partido gobernante.
Pero la «ola gigantesca» roja, el color de los republicanos, que prometía Donald Trump, aún no se ha materializado, aunque el recuento está lejos de haber finalizado.
«No es una ola republicana, eso seguro», dijo el influyente senador Lindsey Graham, amigo del expresidente, en la cadena televisiva NBC.
El senador republicano Ted Cruz, quien previamente había pronosticado un «tsunami rojo», todavía predice que su partido puede ganar en ambas cámaras, pero reconoció que «no ha sido una ola tan grande como esperaba».
Una de las incógnitas ya se despejó. En Pensilvania los demócratas lograron un escaño potencialmente decisivo con la victoria de John Fetterman frente a un candidato trumpista, informó la prensa local.
Con la victoria de Fetterman, el Partido Demócrata se hizo con 48 sillas en el Senado, frente a 47 para los republicanos, mientras los resultados de otros cinco estados seguían abiertos.
Si el presidente pierde una de las cámaras, su margen de maniobra se disipa. Quedará paralizado frente a los republicanos que prometen usar todas las armas parlamentarias: investigaciones, incluso sobre su hijo Hunter Biden, y bloqueo presupuestario.
Pero si pierde el control de las dos, entonces quedará hipotecada una posible candidatura en 2024, que de por sí está en duda ya que Biden va camino a cumplir 80 años.
Además de los escaños de toda la Cámara de Representantes, de un tercio del Senado y una serie de cargos de gobernadores y puestos locales, este martes se celebraron decenas de referendos, principalmente sobre el derecho al aborto.
Más de 140 candidatos republicanos que cuestionan el resultado de las elecciones presidenciales de 2020 fueron elegidos en estos comicios en cargos nacionales y locales, según los medios estadounidenses.
Sin embargo, algunos de los que apoyaron estas teorías propagadas sin pruebas por Trump han sido derrotados, como el candidato a gobernador de Pensilvania, Doug Mastriano.