(EFE) La empresa All Music Works se ha presentado este jueves como la primera discográfica en España (“y en el mundo prácticamente”, apuntan a EFE) integrada por artistas digitales generados mediante inteligencia artificial bajo la premisa de “cambiar el paradigma” de la industria por su eficiencia creativa y de recursos.

“Somos capaces de hacer lo que Warner con 10 artistas en los que invierte 10 millones y tarda un año en desarrollarlos y producirles un videoclip, solo que nosotros lo hacemos en un mes y con una décima parte del coste o menos”, ha afirmado Carlos Zehr, fundador de esta compañía centralizada en Málaga pero con brazos por varios puntos del país.

Un “colectivo creativo”

All Music Works (AMW) se presenta como un “colectivo creativo” que actúa como sello discográfico y que incluye a expertos en diseño y producción musical, entre otras ramas, y que son quienes suman el talento humano a la ecuación para salvar los escollos legales en cuanto a derechos.

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Una mujer escucha música en una imagen de archivo. EFE/Alex Cruzááá

“Frente a otros fenómenos musicales creados hasta ahora por IA, que partían de contenidos con copyright, por ejemplo coger la voz de Bad Bunny o de Rosalía, desde AMW hacemos un trabajo cien por cien original, aunque trabajemos con herramientas de IA”, subraya Zehr.

Cómo se crean los artistas

Explica que el proceso de creación de cada uno de sus artistas comienza de hecho de la manera más analógica posible, “en papel”, tras haber analizado estudios de tendencias que se emplean para imaginar al personaje y caracterizarlo. Lo dotan así de un pasado y un presente, como que haya estudiado en Los Ángeles, le acabe de abandonar su pareja o haya flirteado con las drogas; a partir de la IA toma forma.

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Imagen de archivo de un teclado de ordenador. EFE/ Fernando Bizerra Jr

Toca entonces desarrollar su repertorio musical, con un sonido acorde a su estética. “En función de su estilo y el tipo de artista, se usa una herramienta u otra e influye más la parte humana del equipo o la IA para crear su voz, la parte instrumental y las letras”, cuenta el fundador de AMW.

Afirma que trabajan con diferentes IA de voz, creando a veces una “ad hoc” a partir de una voz propia con la que entrenan la inteligencia artificial, dentro de un proceso en el que la supervisión del equipo humano es constante: “Controlamos si la música la queremos en La mayor, a qué bpm, si queremos que tenga una intro…”.

El arte y el negocio

“En el apartado legal, actualmente se debate qué se considera creatividad y si para serlo tiene que haber una parte humana. Si yo le doy a un botón y aleatoriamente me genera lo que yo quiera no es arte, pero si yo construyo las directrices, sí. Es como si fueran alter egos nuestros, pero no ponemos nuestra cara”, explica Zehr.

Así han desarrollado artistas con nombres como Peggaeo, Miyoo o The Good Dog, que acaban de aterrizar en plataformas como Spotify o TikTok y que abarcan desde el trap al indie, pasando por el rock, el reguetón o el pop, “para cambiar el paradigma de cómo la IA se estaba viendo en la industria”.

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Imagen de archivo de un festiva de música. EFE/Cati Cladera

“Esto es solo la puntita del iceberg: de los ingresos por los streams y las licencias de canciones, empezamos a llevarlos al directo mediante diferentes tecnologías y tenemos también un desarrollo de negocio b2b que va a ser tendencia”, pronostica, al señalar el posible de interés de marcas comerciales en tener sus propias bandas musicales.

Asegura además que les han contactado artistas físicos interesados en su manera de trabajar, “gente que tiene una cara bonita y una voz bonita pero no sabe cómo desarrollarse como artista” y otros que están hartos de colaborar “con productores que son muy lentos y no se adaptan al sonido que realmente quieren o que quieren probarse en otro género” y darle una vuelta a su carrera.