«Xul Solar. Panactivista» es el título de la retrospectiva que desde hoy y hasta el 18 de junio podrá verse en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) con motivo de los 130 años del nacimiento de este artista utópico y vanguardista capaz de inventar idiomas, imaginar ciudades o reinventar el I Ching en su búsqueda por descifrar la metafísica de las cosas.
Curada por Cecilia Rabossi, la muestra repasa la obra de Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari (1887-1963) a lo largo de unas 180 obras, algunas de ellas nunca vistas, que dan cuenta de las múltiples dimensiones de este «pintor, músico y escribidor», tal como se describía a sí mismo, además de astrólogo músico y transformador.
Un recorrido exhaustivo por acuarelas, témperas, ilustraciones, manuscritos, cartas, fotografías, máscaras y objetos como el «Títere de la muerte» de su Teatro para adultos (un esqueleto de más de dos metros de altura) profundizan en sus indagaciones, atravesadas siempre por lo trascendente.
Montada en el Pabellón de exposiciones temporarias del museo, la muestra ahonda en el carácter místico y fabuloso de su vasta producción, organizada en seis ejes: «Músico visual» (idea desarrollada por la musicóloga Cintia Cristiá); «Grafías plastiútiles. Una escritura plástica»; «El mundo de las lenguas»; «Lo místico, lo esotérico y lo artístico»; «Espacios habitables»; y «Arte y literatura: Xul y sus amigos».
Muchas de las obras se montaron sin marco, como una forma de recuperar la fuerza de la lectura Xul Solar, de revelar el montaje que él mismo hacía, con cartones pintados o escritos con textos que traducían la imagen; y en pos de procurar un acercamiento más directo del espectador.
Fue su propia carta astral, esa que él mismo realizó en su búsqueda por expandir el saber, la que Rabossi amplió en las paredes de la sala, señalizando cada una de las áreas en la que se divide la muestra.
Con esta retrospectiva el MNBA abre la temporada 2017. Se trata de la tercera gran muestra que celebra sobre la vasta obra de Xul: la primera fue tras su muerte, en 1963, «90 obras que valieron las palabras de su amigo Jorge Luis Borges»; la otra en 1997, repasa Rabossi .
«Borges habla de que Xul es el único cosmopolita que conoció en el sentido de los estoicos, de que por un lado está la polis y por el otro el ciudadano del cosmos, universal. Eran amigos y a posteriori hubo un reconocimiento para revalorizar su figura, para que no se perdiera», destaca la curadora.
«Músico y pintor» -así se definió Xul Solar en su libreta de enrolamiento-, además de astrólogo, humanista e investigador notorio, su obra no puede escindirse del plano esotérico ni de la pura invención utópica y ahí esta la ciudad flotante que imaginó en 1936 tras el paso de un zepelín sobre la ciudad de Buenos Aires.
Xul Solar intentó modificar todos los sistemas de conocimiento y movido por esa pulsión transformó, por ejemplo, instrumentos musicales -en la muestra puede verse el colorido Dulcitone, piano al que le modificó la teclas para facilitar su interpretación-, así como partituras para facilitar su lectura, que también pueden verse entre la sala.
Políglota y traductor, de niño estudió latín, hablaba italiano, francés, inglés e inventó dos idiomas: el neocriollo, con base en el español y el portugués, las dos lenguas más habladas de América, bajo la creencia de que redefinirían el vínculo del continente con Europa; y la panlengua, un idioma universal de raíz numérica y astrológica.
Xul es también el astrólogo Shultze del «Adán Buenosayres» de Leopoldo Marechal, a quien bien retrata el ingeniero Valdéz -personaje de la emblemática novela- cuando lo interpela y advierte: «Usted anda innovándolo todo (…) Ya lo veo con una llave inglesa en la mano, queriendo aflojar los bulones del sistema solar».
Las palabras de Valdéz se recuperan en la sala del Bellas Artes. También se recupera, encriptado en una vitrina, un original de «El idioma de los argentinos», libro de Borges ilustrado con acuarelas de Xul que puede consultarse en un facsímil que reposa a un lado. «Con Borges hubo un intercambio real -asevera Rabossi -, este es el único libro que existe ilustrado por Xul a mano alzada».
En una conferencia que se puede escuchar en la exposición del MNBA (la voz de Xul es parte del recorrido), cuenta cómo jugaba con Borges al panajedrez, ese juego inventado por él, más espiritual y complicado que el ajedrez, para practicar las posibles combinaciones de la panlengua, el idioma con el que buscaba una posible comunicación universal.
En ese audio, que puede escucharse mirando parte de la obra y que al alejarse se transforma en un murmullo, «Xul cuenta cómo ya no sabían con Borges cuáles eran las reglas del juego, porque estas, en su búsqueda inagotable, estaban cambiando siempre».
Montada con piezas del MNBA y del Museo Xul Solar-Fundación Pan Klub la muestra también explora su vínculo fraternal con el pintor Emilio Pettoruti, y a través de él se detiene en su estadía europea; recorriendo ciudades y museos con la Primera Guerra como telón de fondo; conociendo artistas, vanguardias que luego llevaría a Buenos Aires, y a algunos de los representantes más significativos del esoterismo de la época como Aleister Crowley, «El mago», a quien le dedica algunos de los dibujos también expuestos en «Xul Solar. Panactivista».
«La idea fue mostrarlo como un artista global y holístico, su búsqueda final es humanista, tiene que ver con la fraternización entre los hombres, por eso investiga y se mete con todos los sistemas de conocimientos e intenta facilitar el aprendizaje y la adquisición del conocimiento», concluye la curadora.
La muestra podrá visitarse desde hoy y hasta el 18 de junio en el museo ubicado en Avenida del Libertador 1473 (CABA), con entrada gratuita de martes a viernes de 11 a 20 y los fines de semana a partir de las 10, hasta las 20. A partir del martes 14 de marzo se realizarán visitas guiadas: de martes a domingos a las 16; y viernes y domingo también a las 18.
La programación incluye «Panjuego con Xul Solar», actividades para jóvenes de 14 años en adelante, los sábados 18 y 25 de marzo a las 18 en el espacio “Mirar para crear”, que promueve la participación espontánea y estimula la creatividad.
Así como una visita guiada de 90 minutos, el sábado 25 de marzo a las 11, para personas ciegas o con baja visión estimulada por el tacto y el relato.