El papa Francisco denunció que «el mundo actual es cada día más elitista y cruel con los excluidos» y lamentó que se considere «responsables de los males sociales» a los inmigrantes y refugiados.
«Las sociedades económicamente más avanzadas desarrollan en su seno la tendencia a un marcado individualismo que, combinado con la mentalidad utilitarista y multiplicado por la red mediática, produce la ‘globalización de la indiferencia'», denunció hoy el pontífice al dar a conocer su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado que se celebra el 29 de septiembre.
«En este escenario, las personas migrantes, refugiadas, desplazadas y las víctimas de la trata, se han convertido en emblema de la exclusión porque, además de soportar dificultades por su misma condición, con frecuencia son objeto de juicios negativos, puesto que se las considera responsables de los males sociales», advirtió Jorge Bergoglio.
«La actitud hacia ellas constituye una señal de alarma, que nos advierte de la decadencia moral a la que nos enfrentamos si seguimos dando espacio a la cultura del descarte. De hecho, por esta senda, cada sujeto que no responde a los cánones del bienestar físico, mental y social, corre el riesgo de ser marginado y excluido», avanzó el Papa.
En el mensaje, que lleva por título «No se trata sólo de migrantes», el pontífice retomó algunos debates europeos ante el cierre de fronteras y planteó que «el problema no es el hecho de tener dudas y sentir miedo» sino que «el problema es cuando esas dudas y esos miedos condicionan nuestra forma de pensar y de actuar hasta el punto de convertirnos en seres intolerantes, cerrados y quizás, sin darnos cuenta, incluso racistas».
«El mundo actual es cada día más elitista y cruel con los excluidos. Los países en vías de desarrollo siguen agotando sus mejores recursos naturales y humanos en beneficio de unos pocos mercados privilegiados», indicó.
En una nueva crítica al armamentismo, Francisco denunció que «las guerras afectan sólo a algunas regiones del mundo; sin embargo, la fabricación de armas y su venta se lleva a cabo en otras regiones, que luego no quieren hacerse cargo de los refugiados que dichos conflictos generan».
«Quienes padecen las consecuencias son siempre los pequeños, los pobres, los más vulnerables, a quienes se les impide sentarse a la mesa y se les deja sólo las ‘migajas’ del banquete», aseveró.
En ese contexto, el Papa escribió que «el desarrollo exclusivista hace que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres».
«El auténtico desarrollo es aquel que pretende incluir a todos los hombres y mujeres del mundo, promoviendo su crecimiento integral, y preocupándose también por las generaciones futuras», señaló.
Frente a las migraciones, Francisco ratificó su propuesta basada en «acoger, proteger, promover e integrar», aunque aclaró que «estos verbos no se aplican sólo a los migrantes y a los refugiados».
«Por lo tanto, no solamente está en juego la causa de los migrantes, no se trata sólo de ellos, sino de todos nosotros, del presente y del futuro de la familia humana», advirtió.