La Región de Magallanes, en el sur de la Patagonia chilena, es una tierra salvaje, azotada por feroces vientos que generan un clima cambiante, pero con un buen nivel de vida y los servicios necesarios para que el turista disfrute de sus paisajes, tan singulares como la fauna y flora que albergan.
Esta tierra originalmente de nómades e inmigrantes ofrece al visitantes bosques milenarios, fiordos, pampas, ríos y montañas, con 1.840 glaciares y 12 parques nacionales y áreas silvestres protegidas, según lo expuesto por sus representantes en Buenos Aires, durante un encuentro en la Embajada de Chile
Tras una jornada de capacitación de destinos para operadores locales, el director de Pro Chile en Argentina, Juan Páez, se refirió al crecimiento del turismo en su país, pero en particular en esta región que «crece como destino turístico sustentable», lo que genera «aumento de puestos de trabajo y más emprendimientos»·
Páez sostuvo que «el turismo es una opción cierta para cada región de Chile», que su país tiene un programa de consolidación y en ellos «coordinamos los esfuerzos público y privado», aseguró.
Cristian Barrientos, quien estuvo a cargo de la capacitación realizada en la sede diplomática, destacó algunos atractivos de esa zona, cuyo nombre oficial es Región de Magallanes y Antártica, con capital en Punta Arenas y constituida por cuatro provincias: Antártica Chilena, Magallanes, Tierra del Fuego y Última Esperanza.
Con muchas similitudes en cuanto a clima y geografía con la Patagonia argentina, del lado lado chileno hay algunas diferencias en paisajes, como la existencia de fiordos e infinidad de islas y canales marinos, además de especies propias como la ballena jorobada y el pingüino rey, segundo en tamaño después del emperador.
Entre sus parques nacionales se destaca el de Torres del Paine, declarado en 2013 la 8ª Maravilla Natural del Mundo, luego que en 2011 la organización New 7 Wonders nominara por voto universal las nuevas 7 Maravillas en ese rubro, que incluyen a las Cataratas del Iguazú.
El Parque Nacional Cabo de Hornos, al sur la isla Navarino, frente a Ushuaia, no es un atractivo tan importante para el turismo internacional como el anterior, pero tiene la particularidad de ser el más austral del mundo, con sus pingüineras y bosques de especies endémicas.
Desde Puerto Williams, en la misma isla, «se puede hacer el circuito Dientes de Navarino, de cinco días, recomendable siempre con guía, porque es un circuito más salvaje», dijo el especialista, y también visitar el Parque Etnobotánico Omora, que desarrolla el «ecoturismo con lupa», que le valió distinciones de organizaciones científicas.
La región también tienen especies que se encuentran en la Patagonia argentina, como cauquenes, delfines australes, cormoranes, cisnes de cuello negro, pumas, ñandúes, guanacos, cóndores, ciervos, huemules (de difícil avistaje en Argentina) y el albatros de ceja negra, con sus hasta 2,30 metros de envergadura.
Entre los lugares con atractivos que incluyen la participación del hombre moderno sobresale Punta Arenas, con su arquitectura que algunos definen como una Buenos Aires de principios del Siglo XX en menor escala.
Además de sus museos Maggiorino Borgatello y Regionales Magallanes, la ciudad cuenta con «un cementerio municipal que está entre los diez más bonitos del mundo, junto al de la Recoleta, en Buenos Aires», sostuvo Barrientos.
«Muchos van de shopping a Punta Arenas, porque cuenta con un sistema de puerto libre, y llegan vuelos directos desde Santiago y otros cruzan desde Argentina por el sur, pero ahora también llegan turistas», explicó.
Estos visitantes que no van de compras recorren esos atractivos de la ciudad y otros como el Centro Artesanal o también la utilizan como base para visitar la Antártida, ya que desde Punta Arenas parte aviones y barcos a la Base Gabriel González Videla, en el continente blanco.
En las afuerzs de Punta Arenas se pueden visitar la Reserva Natural Magallanes y el Cerro Mirador, donde funciona un centro de esquí.
Otro ciudad importante como base para el turismo aventura es Puerto Natales, en Última Esperanza, desde donde salen las excursiones a Torres del Paine, con sus opciones de escalada, trekking con grampones o kayak.
Desde Natales se puede visitar la sierra Silla del Diablo, con la Cueva del Milodón, donde se encontró la piel de este animal hervívoro prehistórico, y hay un réplica en tamaño natural, o emprender un largo paseo hasta el Parque Nacional Bernardo O’Higgins, el mayor de Chile.
Barrientos recomendó disfrutar de la gastronomía de la región, que incluye platos como el cordero magallánico, centollas, mousse de calafate, salmón de mar, cordero al palo y el muy chileno loco (marisco).
En una región donde la economía se basa en la crianza de bovinos, para la época de invernada se celebra el Carnaval de Invierno, con batucadas, carrozas y fuegos artificiales, durante dos días de julio o agosto, en Punta Arenas.
La Patagonia chilena, como la Argentina, es una tierra de grandes contrastes, con estaciones pronunciadas de largos días en verano y extensas noches en invierno, donde el clima diario puede variar de la nieve al sol calcinante en cuestión de horas, pero siempre tiene un atractivo para deslumbrar al visitante.