El fuerte crecimiento de las empresas de base tecnológica (EBT) con origen en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) -promovidas por miembros de la comunidad académica de la casa de altos estudios- refleja la importancia de este tipo de emprendimientos, con eje en productos y servicios con alto valor agregado a nivel local.
Las también llamadas «spin-off universitarias» son empresas surgidas en el ámbito científico que logran insertarse en el sector productivo y que requieren de tecnología originada y desarrollada en el ámbito de las propias facultades.
Algunos casos exitosos gestados por el impulso de docentes e investigadores de la UNLP con una fuerte dosis de innovación y tecnología son Gisens Biotech, Bamboo Biotech, Magnolia Bio Tech y Logía Biotech.
En diálogo con Télam, el presidente de la UNLP, Martín López Armengol, recordó que en 2022 se creó en la universidad un régimen legal para regular y fomentar la creación de este tipo de compañías de base tecnológica.
«El espíritu fue darle contención a lo que veíamos que ocurría en nuestro centros, laboratorios e institutos: la necesidad que expresan muchos investigadores con vocación emprendedora para que el conocimiento que generan no quede en un ‘paper’ y poder dar un paso hacia adelante, desprendiéndose de la Universidad en la creación de una empresa de base tecnológica», dijo López Armengol.
Sostuvo que «la Universidad genera conocimiento, lo transmite y lo transforma en productos o servicios con un fuerte impacto social y una gran impronta tecnológica y de innovación -en sintonía con la economía de conocimiento- y que generan empleo calificado en pos del desarrollo con equidad».

Los números de la UNLP


Así, las facultades reciben las propuestas por parte de sus comunidades, y un jurado evalúa si el proyecto tiene potencial para convertirse en una EBT.
Luego, la iniciativa se eleva a la UNLP, que brinda asistencia legal y técnica durante el período de incubación, y posteriormente despliega una batería de incentivos para su concreción.
Entre los beneficios, se destacan el sostenimiento de la dedicación exclusiva a los investigadores para abocarse por tres años al desarrollo de la empresa, el intercambio de becarios y la puesta a disposición de un espacio común de trabajo con equipamiento, infraestructura e internet.
«Esto genera una red de trabajo colectivo, una sinergia muy rica, que es la que se ve en todos estos proyectos como Silicon Valley», indicó López Armengol y apuntó que «es una red virtuosa, que genera trabajo, impacto social, aporte a la economía del conocimiento y le reconoce un lugar a una generación que es distinta y tiene otras expectativas».

López Armengol


Gisens Biotech, uno de los emprendimientos surgidos en el ámbito científico, se especializa en el desarrollo de plataformas de biosensado basadas en nano-biotecnología aplicadas a la medicina.
El responsable de seguridad de Gisens Biotech, Luis Pierpauli, en diálogo con Télam, dijo que la empresa fue creada en 2019 «con el propósito de generar un cambio en la industria del diagnóstico, utilizando la tecnología como amalgama y con un equipo multidisciplinario que une ciencia y negocios».
La innovación de la compañía, detalló, «consiste en el desarrollo una tecnología novedosa para diagnosticar y monitorear enfermedades de forma ultra precisa, rápida, y desde donde el paciente esté, sin necesidad de asistir a un laboratorio».
«Con una muestra de saliva, por ejemplo, un enfermo renal puede controlar su salud, en minutos, y sin salir de su casa. Creemos firmemente que la próxima revolución tecnológica será la que permita mayor acceso a estudios médicos, a un menor costo, y de forma remota», detalló Pierpauli.
Pierpauli dijo que en la UNLP encontraron «un aliado estratégico» que los acompañó «en todo el proceso de ideación de la empresa, de levantamiento de fondos, en la consolidación de la propiedad intelectual, y en los vínculos con la comunidad académica para la contratación de servicios tecnológicos y en la incorporación de profesionales de la comunidad universitaria».
Otra firma nacida en el seno universitario fue Magnolia Nanotech, creada en 2020, en medio de la pandemia de coronavirus, a partir de una colaboración interdisciplinaria entre físicos y biólogos de la Facultad de Ciencias Exactas, que luego recibió el respaldo de los ministerios de Salud y Producción bonaerense, de la UNLP y del Conicet.
Sheila Ons y Claudia Rodríguez Torres, referentes de Magnolia Nanotech, dijeron a Télam: «Creamos un producto para purificar ácido ribonucleico (ARN), que luego puede implementarse en los laboratorios que hacen diagnóstico de Covid-19. El desarrollo consiste en la fabricación de perlas magnéticas (conjuntos de nanopartículas), gradillas con imanes (diseñadas y fabricadas con impresión 3D), y un protocolo de uso».
Afirmaron que la iniciativa «es una contribución a la soberanía económica y sanitaria del país. Se trata de una innovación local fundamental para lograr una producción costo-eficiente de insumos clave en diagnóstico de enfermedades e investigación en genética y biología molecular».
Ons apuntó que si bien el desarrollo fue pensado para dar solución a una problemática surgida en la pandemia, puede tener diversos usos y ser aplicado «tanto para el diagnóstico de COVID-19 como de otras enfermedades que requieran la separación de ácidos nucleicos para su diagnóstico como dengue, hepatitis, HIV, y todo tipo de mutaciones genéticas».
Otra spin-off es Bamboo Biotech SAS, fundada en 2019 por Sebastian Cavalitto y Gastón Ortiz con el propósito de hacer desarrollos biotecnológicos para ser transferidos a otras empresas. Ante la llegada de la pandemia, gestaron un test de diagnóstico serológico para Covid (los que determinan anticuerpos en sangre contra la enfermedad) con financiamiento propio.
Cavalitto, investigador del Conicet, contó a Télam: «En 2020 hicimos el desarrollo, lo validamos y lo transferimos a la empresa Farmacoop, que lo presentó ante ANMAT y fue aprobado en enero de 2021».
«El Farmacov IgG/IgM Test fue el primer test nacional de su tipo. En formato de tira en un cassette», prosiguió y detalló que, en 2021, se trabajó en un segundo test para Covid, «esta vez del tipo de detección de antígeno».
«Ese desarrollo se hizo con financiamiento de un FONARSEC de la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencia y Técnica. El desarrollo está terminado y validado. En este momento, estamos viendo si es posible transferirlo a alguna empresa farmacéutica que tenga interés en producirlo», completó Cavalitto.
Otra empresa de este tipo en vías de desarrollo es Logia Biotech, a cargo del profesor e investigador del Conicet Guillermo Docena, dedicada al desarrollo de sistemas de detección de antígenos o anticuerpos para diagnóstico de enfermedades respiratorias en un sistema llamado multiplex.
Las EBT son una forma de volcar los conocimientos y resultados de la academia a la sociedad. Experiencias similares también son desarrolladas por el Conicet y la Universidad del Litoral y desde la UNLP aseguran que continuarán trabajando para potenciar ese fenómeno.