La ministra de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley, consideró hoy que el relevamiento de Barrios Populares que acaba de finalizar el Gobierno «sigue demostrando que estamos para transitar este camino de inclusión real y de salir de la pobreza», y afirmó que no cree que «una persona o familia que recibe un beneficio del Estado sea un planero o un vago».
En una entrevista con Radio con Vos, Stanley sostuvo que en Cambiemos hay «una mirada social y del potencial de la Argentina» diferente a la de gobiernos anteriores. «Creemos en la libertad y que cada argentino elija», sostuvo en oposición al concepto de clientelismo.
En esa línea, opinó que tanto con el relevamiento de Barrios Populares que el Gobierno presentó ayer como con el programa Empalme (de inclusión laboral a partir de un plan social) el Gobierno «sigue demostrando que estamos para transitar este camino de inclusión real y de salir de la pobreza».
Consultada específicamente sobre el concepto de «planero», Stanley respondió: «No creo que una persona o familia que recibe un beneficio del Estado sea un planero o un vago. Hay muchas personas que no pueden conseguir ingresos por sus propios medios y como Estado tenemos el deber de hacer una transferencia de ingresos y que lleguen a un piso mínimo».
Y aseguró que «muchísimas personas tienen toda la vocación y la voluntad de conseguir un ingreso y un trabajo». En esa línea contó que mucha gente «está averiguando para inscribirse en el Plan Empalme para pasar de un plan social a un trabajo formal y directo».
Consultada sobre cómo imagina el país y el resultado de su trabajo si continuara hasta el año 2023, Stanley consideró que «si podemos trabajar con movimientos, organizaciones, la Iglesia, no solo va a bajar la pobreza, tenemos que lograr terminar con la indigencia y los barrios tiene que estar integrados con cloacas y agua potable, y con asfalto para que llegue el transporte».
El Relevamiento de Barrios Populares realizado por el Estado nacional junto a cinco organizaciones sociales entre octubre de 2016 y mayo de este año dio como resultado que más de 810.000 familias viven en las 4.100 villas distribuidas en todo el país, casi la mitad de sus habitantes son niños y jóvenes menores de 20 años y entre todas abarcan una superficie más grande que la ciudad de Buenos Aires.
Stanley explicó que esas zonas «nunca habían sido relevados exhaustivamente». Muchas incluso figuraban en registros catastrales como terrenos baldíos, y el relevamiento logró hacer por primera vez la planimetría de los asentamientos, según informó ayer el Gobierno.
«Esto no solo nos permite llegar a cada uno con un certificado de domicilio, sino conocer la situación que estaban viviendo esas familias, llegar con documentos, inscribir a los chicos en la AUH porque algunos no estaban inscriptos», explicó la funcionaria.
También aclaró que para poder pedir la conexión a los servicios básicos como luz y agua «se necesita un certificado de domicilio, igual que para presentar un currículum o anotar a los chicos en la escuela».
«Antes tenían que ir a la parroquia o a la comisaría, este es un paso importante hacia recuperar la dignidad y estar tranquilos que tienen certificado que viven ahí», acotó Stanley.
Además agregó que el objetivo fundamental del relevamiento es la integración de esos barrios al resto de la ciudad y la inclusión de sus habitantes, en igualdad de oportunidades.
Sobre la situación económica, se mostró optimista con los últimos indicadores que dan cuenta de una reactivación, pero aclaró que no cree «en la teoría del derrame».
«La mejoría va a llevar un tiempo, y además hay que seguir trabajando al lado de cada familia», sostuvo.
Finalmente, consultada sobre de dónde surgió su vocación por lo social siendo que proviene de una familia acomodada, Stanley consideró que «no importa de dónde uno viene, sino quién quiere ser».